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Desde Turquía a 3.000 fotogramas por segundo

La Filmoteca de Cataluña arranca un ciclo dedicado a la última filmografía turca que incluye a una reciente ganadora de la Palma de Oro en Cannes, «Winter sleep», de 2014.

Una escena de «Winter sleep», película de Nuri Bilge Ceylan que se alzó en 2014 con la Plama de Oro del Festival de Cannes y que demuestra la efervescencia de la cinematografía turca contemporánea. Archivo larazon

La Filmoteca de Cataluña arranca un ciclo dedicado a la última filmografía turca que incluye a una reciente ganadora de la Palma de Oro en Cannes, «Winter sleep», de 2014.

Miró a su espalda y comprobó que nadie la seguía. Necesitaba tiempo para pensar, esconderse de todo el mundo aunque sólo fuese por un par de horas. Hacía tres días que había llegado a Antalya, una pequeña ciudad mediterránea al sudeste de Turquía, pero habían pasado tantas cosas desde entonces que le parecía toda una vida. No recordaba siquiera quién era ella antes de aquel viaje. Si escapo de esta, pensó, no pienso moverme nunca de casa, y después hizo una mueca extraña, como si hubiese dicho una courrencia.

«¡Nuria, Nuria!», oyó entonces y el corazón le dio un vuelco. Empezó a correr calle abajo sin mirar atrás. «¡Nuria, Nuria!», seguía oyendo, con una voz grave y cavernosa, amenazante, terrorífica. «¡Nuria, Nuria!», volvió a oír, esta vez tan cerca que parecía que tuviesen a punto de agarrarla por el brazo y tirarla al suelo. Y entonces, cuando estaba a punto de convencerse que aquel era el final, recordó que ella no se llamaba Nuria y se detuvo en seco. Necesitaba descansar. Necesitaba tranquilizarse. Necesitaba tantas cosas.

Todavía sin respiración, vio un cine y le pareció una excelente idea refugiarse por unas horas en un sitio cerrado y sin amenazas. Nadie la había seguido, eso estaba claro. Quería centrarse, recobrar la compostura, y le pareció perfecto ver una película turca, de esas que no tienen distribución en ningún otro país, para recuperar la sensación de vida real. En Turquía pasan muchas cosas, no sólo lo que me pasa a mí, pensó. Ni siquiera lo pensó, lo rezó casi en alto.

No había más que tres personas en el cine, pero ninguna que pareciese extraña. Había ua joven pareja que hablaba en turco, así que esos no le preocupaban lo más mínimo. Luego había un hombre mayor y orondo en las primeras filas, de largas canas y tupida barba blanca, que no dejaba de carraspear y hacer ruiditos. No, no tenía por qué caer en prejuicios, también podía ser turco. Quizá era Papa Noel, pero quizá Papa Noel era turco.

Las luces se apagaron, y empezaron a salir los primeros anuncios. Le encantaba el turco, la ensimismaba, la hacía sentirse pequeña, ingenua y le despertaba la curiosidad. Que gran idea he tenido, pensó, hasta que todo volvió al negro y comenzó la película. Era «El bosque animado», de Jose Luis Cuerda, con Alfredo Landa como protagonista. Acababa de entrar en un ciclo de cine español. «Jo, jo, jo», oyó que reía el viejo de las primeras filas. No, la vida era extraña, no había más, y no existía refugio posible. La siguiente hora y media se dedicó a leer sólo los subtítulos y sentirse tan turca como pudiese.

Seis joyas a descubrir

La Filmoteca de Cataluña acoge a partir del sábado el primer Festival de Cine Turco de Barcelona, oportunidad única para conocer la nueva filmografía de un fascinante país lleno de contrastes com Turquía. Un cine que viaja sin complejos de la cruda realidad social contemporánea a la fantasía histórica y que en la última década está siendo aplaudida y reivindicada por festivales de todo el mundo.

Organizado en colaboración con el consulado de la República de Turquía en Barcelona, el festival acogerá nueva películas de la reciente cinematografía turca, incluyendo «Winter sleep», una adaptación que cruza los cuentos de Chejov y «Los hermanos Karamazov», de Dostoievsky, en una cinta tan peculiar como fascinante y poética y que se alzó en 2014 con la Palma de Oro del Festival de Cannes. Dirigida por Nuri Bilge Ceylan, la película se proyectará el domingo y contará con la presencia de Ebru Ceylan, guionista del filme.

El conjunto de estas nueve películas refuerza la idea de que Turquía es un país de contrastes, situado entre dos continentes y dos religiones enfrentadas. El cilo arrancará el sábado con dos películas, «Ana Yordu» (Madre patria) , de Sanem Tüzen y «Daha» (Más), de Onur Saylak. La primera explica el conflicto generacional de una joven novelista que vuelve al pueblo donde vivía su abuela para encontrarse allí con su madre, que no querrá marcharse de su lado. La segunda, nos habla del drama de los refugiados a través de la historia de un niño de 14 años y su padre que dan cobijo a inmigrantes antes de seguir su recorrido hacia Europa.

El cilo lo completan las películas «Kalandar sogugu», de Mustafa Kara; «Rüzgarda salinan nilüfer», de Seren Yüce; «Sari sicak», de Fikret Reyhan; «Sakli», de Selim Evci; y «Misafir», de Mehmet Eryilmaz. Una oportunidad única de viajar al corazón de Turquía y conocer como el arte es un fenómeno universal.