El Ayuntamiento se convertirá en vivo homenaje a los bombardeos del 38

A través del «mapping», su fachada se llenará de luz y calor para rememorar el 80 aniversario de aquellos trágicos hechos que conmocionaron a toda una ciudad.

Una instalación artística de vídeo mapping, luz y sonido en la fachada del Ayuntamiento inaugurará la conmemoración de los 80 años del bombardeo de Barcelona, los días 16, 17 y 18 de marzo, coincidiendo con las fechas en que la aviación italiana bombardeó más intensamente la ciudad. Esta instalación, con el nombre «L’arbre de la Memòria» (El árbol de la Memoria), forma parte de la programación que presentó ayer el Ayuntamiento de la ciudad bajo el título «Barcelona bombardeada 1936-1939. Queremos la paz pero no el olvido», que, según el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, quiere «afirmar el compromiso de Barcelona como ciudad de paz».

«Barcelona no quiere olvidar: tenemos la obligación de recordar estos actos que han quedado fijados en la memoria colectiva de los barceloneses», aseguró Pisarello, que lamentó que los bombardeos «dejaron una marca muy dolorosa en mucha gente». Por ello, la programación pretende «rendir un homenaje a todas estas personas», dijo el primer teniente de alcalde, que subrayó que la conmemoración también sirve para «denunciar los bombardeos que aún hoy se producen y que causan miles de muertes y fuerzan a muchas personas a irse de sus tierras y también las políticas europeas que impiden recibir a estas personas en nuestra casa».

«L’arbre de la Memoria», que inaugurará una programación que se prolongará durante todo el año, será una proyección en la fachada del Ayuntamiento que representará un árbol como símbolo de «la vida y la humanidad». El responsable del espectáculo, Xavier Bové, explicó que es una «pieza muy básica y conceptual» que dibujará un árbol gigante a partir de «pequeños trazos cortos, interrumpidos y haciendo referencia al bombardeo discontinuo» que ordenó Mussolini sobre la ciudad.

Sin embargo, también será un espectáculo de luz y sonido, ya que cada trazo irá asociado a voces de mujeres, hombres y niños sin ningún «mensaje explícito» y, además, la instalación se podrá ver desde prácticamente cualquier punto de la ciudad si las condiciones meteorológicas lo permiten. «No quería hacer ninguna representación directa ni del dolor ni de la destrucción, sino todo el contrario: un clamor por la paz y a la libertad y mirar al cielo sin miedo», dijo Jové, que detalló que «la idea era crear un movimiento inverso al que hacen las bombas, es decir, hacer un movimiento de la tierra al cielo como alegoría a la paz».