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El Castillo de Montjuïc descubre los graffittis que dibujaban sus presos
Las obras de mejora en los accesos permiten ahora al público bajar a las celdas y descubrir sus joyas ocultas
Las obras de mejora en los accesos permiten ahora al público bajar a las celdas y descubrir sus joyas ocultas.
La cabeza de Mickey Mouse, un texto del prisionero Francisco Arias, «detenido indecentemente» en 1938, una esvástica o una pareja manteniendo relaciones sexuales son algunos de los grafitis que se han descubierto en las celdas del Castillo de Montjuïc, tras acabar una nueva fase de obras de mejora y accesos. Después de que en 2007 el icónico castillo de Barcelona fuera devuelto a la ciudad como equipamiento municipal, el Ayuntamiento ha llevado a cabo en la última década diferentes actuaciones para facilitar las visitas del público, así como para recuperar su memoria.
Las últimas obras llevadas a cabo, que forman parte de una intervención que entre los años 2013 y 2019 supondrá una inversión total de 12,9 millones de euros, han permitido la creación de un nuevo acceso, un espacio de acogida, en el que se han ubicado las taquillas, además de la instalación de dos nuevos ascensores y una escalera para llegar al baluarte de Sant Carles. Asimismo, las cinco celdas de los calabozos, distribuidas a lo largo de un lóbrego pasadizo, en el que últimamente se habían rodado algunas películas, se han remodelado, poniéndose de manifiesto algunos de los grafitis que albergaban. Sólo en la celda número 3 se han documentado 583, tanto de prisioneros que eran sindicalistas, como de otros que eran quintacolumnistas, delincuentes comunes o represaliados.
Para el Comisionado de Programas de Memoria del Ayuntamiento, Ricard Vinyes, actualmente el castillo «es un equipamiento de historia, memoria y patrimonio, abierto a toda la ciudad, con unas condiciones de calidad francamente espléndidas». A su juicio, se trata de «un palimpsesto sobre el que se ha actuado con mucho cuidado, que conserva diversas capas de la historia de la ciudad, que quedan registradas, como lo son estos grafitis».
Desde el siglo XIX
La arqueóloga Montserrat Puges ha rememorado que los primeros dibujos aparecieron a principios de 2016 y se decidió trabajar para que se pudieran conservar el máximo número posible de ellos porque estos trazos permiten testimoniar cómo era la vida de los presos en estas celdas en tres etapas históricas diferentes.
Los más antiguos corresponden al último tercio del siglo XIX, luego los hay de una etapa intermedia situada entre los años 1900 y 1930, y hay un tercer momento, con mucha presencia de dibujos, entre los años 1935 y 1940, de cuando datan los últimos grafitis. El arqueólogo Oriol Achon subraya que nunca en otro espacio de Barcelona se había encontrado tal concentración de estos grafismos.
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