Conciliación
El fin del cambio de hora: La palanca para la reforma horaria
La Generalitat empezará por introducir cambios en las escuelas para avanzar hacia el objetivo de modificar rutinas y tener los mismos patrones que Francia en 2025
La Generalitat empezará por introducir cambios en las escuelas para avanzar hacia el objetivo de modificar rutinas y tener los mismos patrones que Francia en 2025. El ritmo actual afecta la salud y dificulta la conciliación.
«Al que se le ocurrió la idea de cambiar la hora habría que ponerlo sobre un colchón de púas toda su vida». Quien desea tanto mal a los gobiernos que en 1973, tras la crisis del petróleo, introdujeron el cambio de hora dos veces al año con el argumento de «ahorrar energía» es el doctor Ferran Barbé, experto en sueño y responsable del área de respiratorio del Hospital Arnau de Vilanova. El cambio de hora desajusta el ritmo circadiano, el reloj interno que regula los ciclos del sueño y la vigilia. Da igual que seamos madrugadores o trasnochadores, porque aunque el ritmo de vida venga marcado desde fuera, todas las células tienen un reloj interno a las que no se les ha informado de que se van a ir a dormir una hora más tarde.
El cambio de horario de este fin de semana para ganar una hora de luz al día, es el que menos afecta a la salud, aunque «hay personas que pueden llegar a tardar hasta dos semanas en adaptarse», asegura el doctor Javier Alvares, neurofisiólogo clínico y director médico de la unidad del Sueño del Centro Médico Téknon. «Lo que nos ocurre a todos estos días es que sufrimos un desajuste entre el reloj biológico y el reloj social, que es el que cambia y al que nuestro cuerpo debe adaptarse», detalla el doctor Alvares.
Los adultos necesitan entre 4 y 5 días para amoldarse, pero las personas mayores y los niños pueden tener más dificultades para dormir. Y el sueño es el cuarto pilar de la salud junto a la dieta, el ejercicio y el bienestar emocional. Quedan aún muchos interrogantes para responder para qué sirve dormir. Pero se sabe que es imprescindible para la salud humana porque reposa, regula y repara el organismo.
Por eso, el doctor Barbé riñe a todos los que ponen el despertador a las 6.00 de la mañana y sacrifican horas de sueño para ir a correr o a hacer yoga, porque contrariamente a lo que creen están perjudicando a su salud. Y Alexis Serra, el coordinador para el Impulso de la Reforma Horaria en Cataluña, señala que es una «barbaridad» que programas como Operación Triunfo, pensados para un público que todavía va a la escuela, empiece pasadas las diez de noche y acabe más allá de la medianoche. Igual de bárbaro es que los alumnos de secundaria de los colegios e institutos públicos no coman hasta pasadas las 15.00 horas que es cuando acaban la última clase del día. Los horarios españoles tienen demasiadas peculiaridades que no ayudan a conciliar y perjudican seriamente la salud.
Serra acaba de ser nombrado por el departamento de Presidencia de la Generalitat coordinador para el Impulso de la Reforma Horaria en Cataluña. «Estamos trabajando para tener lista antes de año la Oficina para la Reforma Horaria, un instrumento político que trabajará de forma transversal con todos los departamentos para materializar el Pacto Nacional para la Reforma Horaria», cuenta Serra. Se trata de un compromiso que firmaron 110 organizaciones e instituciones para que los catalanes pasen a tener en 2025 los mismos patrones horarios que países como Francia, Italia o Portugal. Es decir, que el resto del mundo, porque en ningún lugar se cena a las 21.45 de media como es habitual en España.
Herencia franquista
Además de estar desfasada dos horas respecto al meridiano de Greenwich, España tiene unos horarios atípicos. Hasta 1942, vivía acorde a la hora de Greenwich, como Inglaterra, Portugal o las Islas Canarias. Pero Franco adelantó una hora los relojes para estar en sintonía con la hora que Alemania impuso a los territorios ocupados (GMT+1:00). El pluriempleo, durante los años duros de la postguerra, acabó de dibujar unos ritmos horarios imposibles. «Tras la guerra civil era habitual tener un trabajo hasta las dos de la tarde y otro después de comer hasta la noche», recuerda la profesora de Dirección de Personas de IESE y miembro del consejo de sabios de la iniciativa para la reforma horaria, Nuria Chinchilla. «Aparte de quitarnos sueño, somos el país que más tarde se acuesta de Europa y uno en los que menos tiempo se dedica a dormir, los ritmos españoles ponen muy difícil conciliar la vida familiar y laboral», constata. «Vivimos es una especie de jet lag, tenemos una locura de jornadas laborales interminables y esto tiene consecuencias. Somos el tercer país por la cola en productividad de la Unión Europea porque estamos más horas que un reloj en el trabajo. Se pierde tiempo en cafés y en los pasillos», denuncia. Chinchilla urge introducir cambios: jornadas laborables de 8.30 a 17.30, más o menos, con una hora a comer a las 13.00; más flexibilidad y trabajo desde casa. Añade que las madres demuestran cada día que se puede hacer el mismo trabajo en menos horas.
Aunque es muy sensato todo lo que cuenta Chinchilla, «hasta que no haya un presidente del Gobierno que coja el toro por los cuernos e imponga un nuevo ritmo horario, la sociedad no se moverá».
La propuesta del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, de eliminar los cambios de hora, puede servir de palanca para cambiar los horarios de vivir, trabajar y dormir. Paralelamente al trabajo de la Generalitat, el Gobierno nombró en septiembre una comisión de expertos para estudiar la propuesta de abolir los cambios y analizar cuál es más conveniente. Los expertos de la Generalitat, que va más avanzada, defienden que el de invierno porque se adapta más a los ritmos biológicos. De esta manera, el 21 de diciembre, día del solsticio de invierno, el sol saldría a las 7.34 y se pondría a las 16.51. Y el 21 de junio, solsticio de verano, amanecería a las 5.44 y oscurecería a las 20.48.
Deberían tener listo el trabajo antes de abril, que es cuando la Comisión Europea pide a los países que tengan decidido con qué horario se quedan para no volver a cambiar relojes a partir de 2019. Pero ahora la presidencia austríaca de la UE pide retrasar la decisión hasta 2021. Hoy los ministros de Transporte y Medio Ambiente se reúnen para abordar el debate. 2025 es el año límite, pero en Cataluña, los impulsores de la reforma horaria ven con buenos ojos poner los contadores a cero en 2021.
Secundaria: comer antes de las 15.00
Las dos horas de desfase respecto al resto de países del mundo condicionan rutinas tan simples como las comidas, la salida de los colegios y de los trabajos o la hora de ir a dormir. Estos ritmos perjudican la salud. Se desayuna a la misma hora que los vecinos europeos, pero se come más tarde, se cena casi tres horas más tarde y se va a dormir aún más tarde. Los niños y adolescentes son uno de los colectivos más perjudicados, porque retrasan la hora de comer, empiezan extraescolares tarde, se van a dormir tarde y esto repercute en su rendimiento y su calidad de vida se . La conselleria d'Ensenyament tiene redactado un anteproyecto para reformar los horarios de secundaria. Ahora, los niños acaban a las 15.00 sin haber comido. Bárbaro. La idea es incluir la comida en horario lectivo a las 13.00, que acaben a las 16.30 y se avancen las extraescolares.
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