Elecciones catalanas
El futuro de Puigdemont vuelve a estar en las manos de las bases de la CUP
Los militantes del partido anticapitalista, como con Artur Mas, decidirán si apoyan la investidura del ex president el 27 de enero. Los cuperos exigen materializar la república.
Los militantes del partido anticapitalista, como con Artur Mas, decidirán si apoyan la investidura del ex president el 27 de enero. Los cuperos exigen materializar la república.
Pese a que todos los focos se han concentrado en cómo se dirimirá el debate de investidura de Carles Puigdemont, lo cierto es que el ex president todavía no tiene garantizados todos los apoyos para ser reelegido y no parece que los vaya a conseguir de manera sencilla. Y es que la CUP, único aliado posible, depositará en sus bases su decisión y por el momento, la disonancia estratégica entre los anticapitalistas y JxCat auguran un revés para Puigdemont. Mientras la formación que lidera Carles Riera insiste en imponer como condición un compromiso con implementar los resultados del 1-O y materializar la república catalana, la lista del ex president ha demostrado tener objetivos muchos menos ambiciosos: se limitan a poner fin al 155 y a alcanzar un pacto con el Gobierno para liberarse de todas las querellas penales que pesan sobre los dirigentes independentistas.
Según adelantó ayer el «Ara», la CUP reunirá el próximo 27 de enero a su consejo político de forma extraordinaria para decidir sobre la investidura de Puigdemont, cuyo primer debate será el 31 de enero. Sobre el encuentro, además de la construcción de la república catalana, tendrá mucho peso la reciente sentencia del caso Palau, que los líderes de la CUP no han querido pasar por alto –sin ir más lejos, la portavoz del Secretariado, Núria Gibert, dio una rueda de prensa al respecto– y han exigido explicaciones y responsabilidades a Puigdemont también.
De momento, tras el encuentro que mantuvo ayer Riera con el presidente del Parlament, Roger Torrent, los cuperos reconocieron a Puigdemont como su «primer candidato», aunque volvió a reindicir en que lo relevante será el programa de gobierno. «Dicho programa tiene que incluir la materialización de la república, de proceso constituyente, y aprobar una legislación social que haga que la república sea un proyecto auténticamente democrático y social para la mayoría de la población», aseguró Riera en los pasillos del Parlament.
Precisamente, sobre la segunda cuestión, la legislación social, la CUP anunció ayer el inicio de una campaña a través de los ayuntamientos para instar al Parlament a la restitución de leyes suspendidas por el Tribunal Constitucional (TC), especialmente las que tienen que ver con políticas sociales. A través de la presentación de mociones en los ayuntamientos con presencia de la CUP, se pedirá la aplicación de normativas ya aprobadas «como el decreto ley de impuesto a los bancos, la ley contra la pobreza energética, y la de emergencia habitacional contra los desahucios». Según cifras de la CUP, el TC ha suspendido hasta 46 leyes.
De esta manera, aunque el contexto es diferente, el paralelismo entre Puigdemont y el envío a la «papelera de la historia» de Artur Mas es inevitable. Y es que el ex president tampoco tiene alternativa: los «comunes» ya han asegurado que no apoyarán ni a Puigdemont ni a ningún candidato alternativo de JxCat. En todo caso, Puigdemont ya pasó por este envite cuando necesitaba de los anticapitalistas para aprobar los presupuestos de 2017, aunque salió airoso.
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