Cataluña
El legado Dalí: marca y obra de propiedad pública
Barcelona- El caso de Salvador Dalí es uno de los más peculiares en referencia a la relación del Estado con Cataluña desde un punto de vista artístico. El testamento de Salvador Dalí, hecho público en 1989, anunciaba que era su voluntad nombrar «heredero universal y libre de todos sus bienes, derechos y creaciones artísticas al Estado español». Se acababan años de especulación sobre el destino final del rico patrimonio artístico creado por el pintor y que se extiende más allá de los cuadros pintados por Dalí al aglutinar la casa-taller del artista en Port Lligat (Cadaqués) y el castillo-residencia de su musa Gala en Púbol y, sobre todo, los derechos de autor.
En la actualidad todo este legado es propiedad del Estado, aunque está gestionado por la Fundación Gala-Salvador Dalí, una institución privada. La fundación se encarga del control de los derechos de marca, de propiedad intelectual y de imagen de Dalí. Todos los años el Estado recibe una cantidad por esta explotación, un tanto por ciento que no facilitan ni la fundación de Figueres ni el Ministerio de Cultura.
Triángulo daliniano
El Estado es también propietario de dos de los centros del llamado triángulo daliniano, junto con el Teatro-Museo Dalí de Figueres. Son, por un lado, la casa-museo del artista en Port Lligat donde se conserva el estudio del pintor y en el que realizó buena parte de su producción artística. La que fuera residencia del genio surrealista desde 1930 recibió en 2010 106.105 visitantes, un 3,27 más que el año anterior.
Es también propiedad del Estado el castillo de Púbol, la última morada de Gala. El castillo-museo, decorado por el propio Dalí y en el que anualmente se realizan exposiciones temporales de pequeño formato, lo que supuso en 2011 106.196 visitas, con un incremento del 21,16 por ciento con referencia al año anterior.
Un informe elaborado por la Fundación Gala-Salvador Dalí y hecho público este verano exponía que este triángulo daliniano genera en la comarca del Empordà un impacto económico de 123 millones de euros.
Pero todo esto no sería posible si el museo de Figueres no dispusiera de un importante fondo artístico. Este centro, junto con el Museo Reina Sofía, fue uno de los principales beneficiados del reparto de cuadros tras la muerte del pintor. El Estado heredó de Dalí una colección formada por por unas 700 obras suyas, a las que se sumaron 3.000 dibujos y acuarelas. Todo el conjunto estaba valorado en 1989 en unos 90 millones de euros, cifra que forzosamente ha subido al alza en las últimas décadas. Fue el entonces ministro de Cultura, Jorge Semprún, quien dispuso que Cataluña fuera la principal beneficiada con el reparto.
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