Trabajo

El plan contra los asentamientos hace aguas en Poblenou

El protocolo no previó el riesgo de incendio en la nave de Pere IV

La recogida de chatarra es la actividad principal de los inmigrantes que habitan en naves y solares de Poblenou
La recogida de chatarra es la actividad principal de los inmigrantes que habitan en naves y solares de Poblenoularazon

El incendio del pasado martes en la nave industrial de la calle Pere IV ocupada por cerca de una cuarentena de personas, ha devuelto a la actualidad el debate acerca de los asentamientos irregulares en Barcelona. En la actualidad, hay contabilizados un total de 62 en toda la ciudad, una veintena de ellos sólo en el distrito de Sant Martí, en los que habitarían cerca de 735 personas, la mayoría inmigrantes.

La situación requería la intervención municipal, sobre todo por la continua sucesión de incidencias y conflictos en este tipo de viviendas improvisadas. Sin ir más lejos, el pasado mes de abril tuvo lugar un trágico incendio en Can Ricart que costó la vida a cuatro personas.

Así, el pasado mes de octubre, el Ayuntamiento de Barcelona presentó un plan de choque para vertebrar los asentamientos irregulares, el cual protocoliza la actuación municipal en este ámbito. En esta línea, el plan municipal se estructura en varios niveles de actuación.

Seguridad y realojo

Por un lado, prevé la identificación de solares y naves abandonadas para instar a sus propietarios a denunciar en caso de estar ocupadas y para poner en marcha mecanismos de revisión con el fin de certificar su estado.

Desde el Ayuntamiento aseguran que en el distrito de Sant Martí ya se han revisado casi todos estos solares, con el resultado de 17 personas realojadas por motivos de seguridad. Según fuentes del gobierno municipal, en estas revisiones se valora principalmente el estado de la estructura del edificio y sólo si se considera que puede suponer un riesgo inminente, se decreta la desocupación por motivos de seguridad. «Son casos muy evidentes», destacan las mismas fuentes, lo que explicaría que en el mes de octubre la nave de Pere IV pasara satisfactoriamente la correspondiente revisión, que llevan a cabo Bomberos, técnicos del distrito y la Agencia de Salud, pese acumular en su interior objetos inflamables como lonas o neumáticos y ser evidentes los empalmes para tener electricidad.

Por otro lado, en el ámbito de actuación de los Servicios Sociales, el plan contempla la oferta de alojamiento temporal, como ya se venía haciendo hasta ahora, una iniciativa que los propios habitantes de los asentamientos no suelen ver con buenos ojos. De hecho, ninguno de los afectados por el incendio de la nave de Pere IV ha querido acogerse a esta opción, ya que su modus vivendi suele ser la recogida de chatarra y este tipo de vivienda ofertada por el consistorio de forma temporal no les permitiría continuar con esta ocupación por falta de espacio para almacenar el material recogido.

Del mismo modo, el plan del Ayuntamiento de Barcelona da continuidad al Plan de retorno productivo de los inmigrantes de origen senegalés, que consiste en ofrecer formación profesional a estas personas de manera que puedan tener una ocupación en su país de origen, y sigue trabajando en el ámbito de la atención social, la inserción laboral y la escolarización de menores.

En otro orden de cosas, se ha creado la Oficina Técnica, el órgano municipal encargado de definir las medidas y acciones específicas que hay que desarrollar para abordar de forma coordinada el fenómeno de los asentamientos; y un grupo de trabajo político, en el que están representados todos los grupos municipales y cuya finalidad es la de abordar medidas para ejecutar y asegurar la implementación del plan. La idea es que este grupo de trabajo se reúna cada dos meses desde que llevara a cabo su primer encuentro a principios de mes.

Expectativas

El plan ha sido bien acogido por la Xarxa de Suport als Asentaments, ya que «está cargado de buenas intenciones», tal y como destaca uno de los portavoces de la asociación, Manel Andreu, «puesto que contempla temas de salud, trabajo, vivienda...». Sin embargo, las dudas están presentes. «Hay que ver si hay recursos para sacarlo adelante y comprobar cómo se lleva a la práctica», señala Andreu.