Elecciones municipales

El PP enmienda el «castigo» de Mas a Barcelona, donde invierte un 38% menos

Alberto Fernández, Alicia Sánchez-Camacho y el concejal del PP en Ciutat Vella, Alberto Villagrasa, escuchan a la consellera de distrito del PP
Alberto Fernández, Alicia Sánchez-Camacho y el concejal del PP en Ciutat Vella, Alberto Villagrasa, escuchan a la consellera de distrito del PPlarazon

La suerte acompañó ayer al PP en su paseo por Ciutat Vella para exhibir el resultado de las inversiones que pactó con CiU y presumir de la buena sintonía que mantiene el grupo municipal en el Ayuntamiento de Barcelona con la dirección. Mientras Alberto Fernández y Alicia Sánchez-Camacho recorrían la renovada calle Sant Pere Més Alt preguntando a los comercios si están contentos con la reforma, saltó la noticia de que Jordi Martí, el presidente del grupo municipal socialista, abandonaba la ejecutiva del PSC por discrepancias con la dirección. Ya lo dice el refranero popular «no hay mal que por bien no venga», y las guerras fratricidas en la casa del vecino ayudan a reforzar la imagen del PP en Barcelona.

Fernández aprovechó la división en el PSC para sacar pecho como «líder» de la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona. Tras dar la espalda al proyecto de presupuestos de Xavier Trias para 2014, anunció junto a Sánchez-Camacho que 60 de las 335 enmiendas que el PP ha presentado a los presupuestos de Artur Mas denuncian que la Generalitat «ha dado la espalda a Barcelona». El presidente del grupo municipal del PP señaló que en las cuentas del año que viene «el gobierno catalán castiga a Barcelona con un 38 por ciento menos de la inversión que le toca».

«En el capítulo de las inversiones, hay una reducción sustancial de las inversiones de la Generalitat, pasando de 323 millones a 201 millones», denunció. Mientras que en el capítulo de las transferencias la inversión se rebaja a 64 millones. Para Fernández, esta cifra supone una transferencia «testimonial», porque apenas representan el 3 por ciento del presupuesto municipal, según cálculos del PP, «por cada euro que la Generalitat transfiere a Barcelona, el Estado transfiere 122 euros».

Además, «en los gastos corrientes, los recortes del Consorci de Sanitat alcanzan un 21 por ciento; del Consorci de Educación, un 34 por ciento, y la deuda a las guarderías suman ya 16 millones de euros».

Basándose en el PIB, los populares calcularon que Barcelona sólo recibirá de la Generalitat el 18,7 por ciento de las inversiones, cuando le correspondería el 30 por ciento.

Sánchez-Camacho, que se movió como pez en el agua saltando de tienda en tienda preguntando a comerciantes y vecinos por las necesidades que reclaman para el barrio de La Ribera, advirtió a CiU y ERC que no tapen el debate de los pressupuestos, previstos para el último pleno del año, el próximo 18 de diciembre, desviando la atención con el debate sobre la consulta.