El desafío independentista
El rechazo de la CUP a sostener a JxCat aboca a una legislatura corta
Los anticapitalistas advierten de que ven «dificílisimo» apoyar los presupuestos si no hay medidas nítidamente rupturistas.
Los anticapitalistas advierten de que ven «dificílisimo» apoyar los presupuestos si no hay medidas nítidamente rupturistas.
Aunque la investidura de Quim Torra como presidente de la Generalitat puso fin oficialmente al desbloqueo de la política catalana, la nueva legislatura que arranca está abocada a la inestabilidad y a tener escaso recorrido. Ayer contribuyó a alimentar esa sensación la toma de posesión del nuevo titular del Govern, que protagonizó un acto de perfil bajo y preparado para proyectar su «provisionalidad» como president –ha insistido en que centrará parte de sus esfuerzos en investir a Carles Puigdemont durante este mandato–, y las palabras del líder de la CUP, Carles Riera, que en una entrevista en «La Xarxa» confirmó lo que ya había insinuado en los últimos días: todos los acuerdos con JxCat y ERC estarán condicionados a que se avance en la construcción de la República.
En este sentido, los anticapitalistas, que dieron oxígeno al independentismo manteniendo su abstención para investir a Torra, no parecen dispuestos a hacer lo mismo con la principal Ley a aprobar cada año: los presupuestos. Riera aseguró que a la vista del programa de Govern que ha prometido el nuevo president y los primeros pasos que ha dado, como el intento por restablecer los puentes de diálogo con el Gobierno, será «dificílisimo, por no decir imposible» un acuerdo en ese ámbito. En la formación antisistema temen un regreso al autonomismo previo a 2010, cuando se publicó la sentencia del Tribunal Constitucional que recortaba el Estatuto de 2006. Por ello, Riera instó a Torra a que regrese a la senda de la ilegalidad y la unilateralidad para lograr la ruptura con España y aparque cualquier conato de contacto con Madrid.
La falta de compromiso de la CUP en la gobernabilidad se unirá al rechazo de Bélgica a extraditar al ex conseller y diputado de ERC, Toni Comín. Esta decisión impedirá que Comín continúe delegando su voto y eso volverá a dejar a JxCat y ERC sin optar a la mayoría simple si la CUP se planteara la asbtención (tiene cuatro diputados). El nuevo mapa parlamentario dejaría a la plataforma de Puigdemont y los republicanos en 65 escaños –que podría ser 64 si Puigdemont también es absuelto de su proceso de extradición en Alemania(el 25 de mayo)–, que sumarían los mismos que la oposición (C’s, PSC, PP y «comunes») que disponen también de 65 diputados.
Lo cierto es que a la oposición tampoco podrán aferrarse ni JxCat ni ERC. Con Torra como president, los «comunes» y el PSC, que parecían predispuestos a acercar posturas con el nuevo Govern durante esta legislatura para tratar de romper con la dinámica de bloques, será también imposible. Por tanto, sin presupuestos y sin capacidad para generar consensos, la legislatura parece destinada a concluir en octubre, como ya ha insinuado Puigdemont –celebrar comicios al calor de los juicios por el «procés»–.
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