Barcelona
«El rock me llegó en el momento justo porque sino sería un Soprano auténtico»
Entrevista con el músico Steven Van Zandt
Entrevista con el músico Steven Van Zandt: «El rock me llegó en el momento justo porque sino sería un Soprano auténtico».
Se gira y mira el panorama que tiene a sus espaldas. «Es impresionante. ¿Cómo no voy a querer volver a Barcelona? ¡Vaya sol! ¡Vaya gente hay aquí!». De esta manera hablaba ayer Steven Van Zandt, lugarteniente musical de Bruce Springsteen y de Tony Soprano en la ficción cinematográfica, hablaba con este diario antes de empezar una entrevista que tenía como telón de fondo la playa de la capital catalana. Tras haber actuado en el Hard Rock Café de Barcelona con su programa de radio, anoche se subió al escenario de la sala Apolo. Antes del concierto habló con este diario.
–¿Qué es la música para usted?
–Es una pregunta breve. (Risas) Todo. Es mucho. La verdad es que es el idioma universal del mundo. Es una manera de comunicar emociones porque trasciende lo que es la lengua. Es algo muy puro. Le diré que a un nivel personal me ha proporcionado una vida porque no tenía ninguna otra elección Tuve la suerte de que el rock and roll llegara a mi vida en el momento justo. Era eso o ser un auténtico Soprano.
–Ha estado pinchando música en el Hard Rock Café de Barcelona y actúa en el escenario del Apolo con su banda. ¿Dónde se siente más cómodo?
–Hago muchas cosas. Me siento cómodo con todo lo que hago. Me siento cómodo escribiendo, pero también produciendo, ya sean programas de radio y televisión, acontecimientos, películas documentales, espectáculos en Broadway... Escribo mucho: guiones, canciones, pero también conceptos. Soy guitarrista, actor y otras muchas cosas con las que me siento cómodo. No puedo hacer una sola cosa en exclusiva.
–Como compositor, ¿cuál es la fórmula para la canción perfecta?
–Depende. La canción perfecta es como cualquier cosa en la vida: es realizar aquello que te propones. Doy clases y cuando me dirijo a mis jóvenes alumnos les pregunto qué quieren que la gente sienta. ¿Que se diviertan? ¿Comunicar algo personal? ¿Confesar pecados? ¿Enamorar a una chica? Trato de vivir con una motivación en mi vida.
–Ahora lo estamos viendo con su banda, pero ¿cuándo volverá con la E Street Band?
–Esta gira que estoy haciendo acabará en noviembre. Espero que tras ese paro podamos empezar a trabajar en el nuevo álbum para 2020. ¿Anuncio de gira? Llegará el día antes de empezar la grabación.
–¿Qué ha aprendido al lado de Bruce Springsteen y qué cree que él ha aprendido de usted?
–He aprendido la habilidad de focalizar qué es lo importante. Compartimos muchas características comunes y eso ha hecho que seamos tan buenos amigos durante tanto tiempo. Somos dos personas que creen en el rock como una religión y eso es lo fundamental para nosotros. Tenemos eso en común. Como artista tenemos una obligación y es la de contribuir con la sociedad. En los ochenta me consideraba el artista más político del mundo. ¿Por qué? Porque nadie más lo era. En los ochenta mi gobierno hizo muchas cosas malas, pero no se hablaba de ello porque teníamos una especie de abuelo vaquero llamado Ronald Reagan y a todos les gustaba esa personalidad tan agradable que tenía, pese a que apoyaba dictaduras. Así que nos gustaba iluminar sobre estas cosas malas. Los demonios no pueden existir cuando hay luz. Eso es lo que denunciábamos antes. Ahora es distinto y nos dedicamos en nuestros conciertos a llevar a la gente a un lugar que no suelen visitar con regularidad. Durante dos horas te relajas con nuestra música para luego volver a la locura que es el mundo. Eso lo hacemos Bruce y yo como una responsabilidad. Hemos aprendido mucho el uno del otro.
–Ya que ha aparecido la política. La situación actual en Estados Unidos, ¿da para una balada o para un réquiem?
–Tal vez para una balada y alguien tendría que hacerla. Es triste porque tengo un gobierno que está orgulloso de secuestrar niños a los que separa de sus padres en los controles de emigración. Presumen de eso. ¿Cómo puede explicarse algo así? Vivimos un tiempo muy oscuro y salvaje. Mi país es una parte de todo eso con el auge de los nacionalismos, los fascismos o el fanatismo religioso. Pero todo eso te lo encuentras en cualquier sitio al que mires. Y lo de España es otra cosa... Pero estamos viendo cosas extremas que no imaginábamos que volverían como el supremacismo blanco. Nos falta gente con sentido común y que vea en el problema de la emigración un vehículo para integrar a toda esa gente. Los emigrantes no vienen a robar trabajo. Hay que ayudarlos. Por eso tengo tanta esperanza en los jóvenes que hablan de soluciones. A ellos no les gustan las pistolas y lo que desean son cambios.
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