El TNC recupera el teatro social con «No parlis amb estranys»

En los años 60, y bajo el tutelaje de Bertold Brecht, nació el llamado teatro documento, que quería denunciar las injusticias del aquí y ahora. Medio siglo después, el Teatre Nacional de Catalunya recupera esa idea con «No parlis amb estranys. (Fragments de memòria)», de Helena Tornero, que quiere reivindicar la importancia de la memoria histórica para cerrar todas las heridas abiertas por el franquismo. «Según la psiquiatría, las secuelas de un gran trauma pueden durar tres o cuatro generaciones. Si no se habla de lo que pasó, los nietos y biznietos tendrán inconsciente un impedimento emocional que los puede marcar negativamente», afirmó ayer Tornero.

La obra está estructurada en pequeñas historias independientes, cada una representativa de cómo puede afectar el silencio a las generaciones que vienen después. Todas están basadas en historias reales, recuperadas por Tornero a través de múltiples entrevistas. «Quería reflejar casos reales, sin caer en el tremendismo, para obligar al espectador a que revise sus propias historias familiares», señaló Tornero.

La obra forma parte del proyecto T-6 y es la primera que salta a la sala Petita tras el cierre de la Tallers. El montaje tuvo que reducir a la mitad su texto ante los recortes del TNC. «Con otra obra, no hubiese aceptado mutilarla así, pero quería contar esta historia», concluyó Tornero.