Memoria histórica
El último catalán enterrado en el Valle de los Caídos
Los restos de Juan Álvarez de Sisternes fueron llevados en 1983 hasta Cuelgamuros
Estamos viviendo la cuenta atrás de un momento histórico como es el de la salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Para muchos existe la idea de que precisamente fue el dictador el último en ser enterrado en la basílica de Cuelgamuros, pero la realidad es diferente.
Estamos viviendo la cuenta atrás de un momento histórico como es el de la salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Para muchos existe la idea de que precisamente fue el dictador el último en ser enterrado en la basílica de Cuelgamuros, pero la realidad es diferente.
El 30 de mayo de 1958 aparecía una información en el diario «La Vanguardia» en el que se informaba sobre la posibilidad de trasladar los restos de aquellos que hubieran muerto durante la Guerra Civil. En la nota se decía que ante el inminente final de las obras del faraónico complejo «se pone en conocimiento de los parientes de personas en quienes concurrieran aquellas circunstancias invitándoles a que manifiesten, en plazo de quince días y mediante escrito dirigido al Gobierno Civil, si desean o consienten que los restos de sus familiares sean trasladados al enterramiento del Valle de los Caídos». Sin embargo, las autoridades franquistas no recibieron muchas peticiones para trasladar restos hasta este espacio y hubo que buscarlos en cementerios, en muchos casos sin la autorización de los familiares de las víctimas, tanto de un bando como de un otro.
Cuando el 23 de noviembre de 1975 se enterraba a Franco en el Valle de los Caídos, parecía evidente que ya no se enterraría a nadie más en este lugar en la madrileña sierra de Guadarrama. Pero no fue así.
El 25 de mayo de 1983, el Departament de Sanitat de la Generalitat autorizaban el traslado de el cadáver de Juan Álvarez Sisternes al Valle de los Caídos. Éste había sido alcalde de Vilafranca del Penedès durante los años de otra dictadura, la del general Miguel Primo de Rivera. Entre el 19 y el 20 de agosto de 1936, muy poco después del inicio de la Guerra Civil, tras haber sido torturado en el calabozo en el que fue detenido, fue asesinado de un tiro en la cabeza por miembros del bando republicano. Había sido detenido unos días antes por comandos de milicianos de CNT y ERC.
Los restos de Álvarez de Sisternes fueron inhumados en un mausoleo del cementerio de Vilafranca del Penedès dedicado a las víctimas del bando nacional durante la contienda. A este respecto, la plaza del ayuntamiento de esta población fue bautizada con el nombre del alcalde asesinado, pero este fue sustituido por el de la Constitución con la llegada de la democracia.
Poco después, en 1983, eran los propios familiares de Juan Álvarez de Sisternes quienes solicitaban que su familiar fuera llevado al Valle de los Caídos. Y así fue convirtiéndose en el último enterrado en ese lugar.
No es el único catalán que acabó en el templo ideado por Franco. La historiadora Queralt Solé ha podido demostrar que de las 33.847 personas documentadas que fueron inhumadas en el Valle de los Caídos, se sabe que 6.000 procederían de Cataluña, muchos de ellos llevados allí contra la voluntad de sus familiares. Todos ellos, sin diferenciar el bando, están enterrados juntos. Solamente Franco y José Antonio tienen tumba individual.
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