Los Ángeles
El último fotógrafo que desnudó a Marilyn
De ella lo quisiéramos saber todo y nos damos cuenta que todavía nos quedan cosas por saber. Tal vez imaginamos que somos capaces de salvarla cuando la madrugada del 4 al 5 de agosto de 1962 se apagó para siempre. Pero Norma Jeane Baker, Marilyn Monroe para todos, sigue estando viva en el imaginario colectivo. Por eso, cada fotografía suya es un acontecimiento, especialmente si viene realizada por mano maestra. Eso es lo que ocurre con el trabajo de Lawrence Schiller quien captó con su cámara algunas de las últimas imágenes de Marilyn, incluido su desnudo en una piscina para la película «Somenthing's Got to Give» y que quedó inacabada.
La firma Mondo Galería es la responsable de traer a Barcelona parte del trabajo fotográfico de Schiller, tanto las de Marilyn como alguna vinculada con aquel tiempo, el de los años 60, como las que captó a Bette Davis, Alfred Hitchcock o Clint Eastwood, entre otros. A partir de este jueves, Casa Bobo permite que se pueda adquirir ese material.
Entre rodajes
Schiller y Marilyn se conocieron durante el rodaje de la película «El multimillonario» de George Cukor. Al fotógrafo lo había enviado la revista «Life» con solamente 23 años, edad que impresionó a una Marilyn que pensaba que le habían enviado a alguien demasiado joven. Sin embargo, esas primeras fotografías resultaron espléndidas y se inició una colaboración que se extendería hasta otro rodaje, de nuevo bajo la dirección de Cukor: «Something's Got to Give». La película debía ser una comedia de rodaje fácil con la que el estudio que tenía en ese momento contratada a Marilyn, la Fox, podía ganar un dinero fácil, un beneficio con el que responder a la sangría financiera de «Cleopatra», la superproducción que tenán puesta en marcha con Elizabeth Taylor. Pero las cosas no salieron bien y «Something's Got to Give» quedó inconclusa.
Lo que sí está fuera de duda es que Marilyn aparecía mejor que nunca y eso es algo que puede verse en muchas de las fotografías que realizó Schiller de esa filmación. Probablemente las más célebres son las de Marilyn bañándose desnuda en una piscina, una escena que debía ser uno de los momentos claves de la producción. La actriz tenía la suficiente confianza con Schiller como para dejar que fuera él quien se encargara de retratarla sin ropa. Es una Marilyn divertida y que sonríe en todo momento, cómoda ante el objetivo del fotógrafo. Las imágenes pasaron a ser portada de muchas revistas en todo el mundo, sustituyendo a la Taylor como «Cleopatra» como protagonista de esas revistas.
El epílogo más triste tuvo lugar el 4 de agosto de 1962. Schiller acudió a la casa de Marilyn, en un barrio de Los Ángeles, para negociar con ella la posibilidad de aparecer en «Playboy». Él fue una de las últimas personas que habló con ella. Horas después, sola, se encerró en su cuarto y se apagó para siempre.
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