Estrasburgo

«Es metafísicamente imposible ser plenamente feliz en este mundo»

Fernando Perales, fiscal del Tribunal Eclesiástico y párroco de la parroquia de San Odon

«El pesebre del Ayuntamiento me parece una falta de respeto tremenda, una ofensa hacia los católicos»
«El pesebre del Ayuntamiento me parece una falta de respeto tremenda, una ofensa hacia los católicos»larazon

«La Iglesia no puede de la noche a la mañana hacer cambios para adaptarse al ambiente de la sociedad de consumo», afirma Fernando Perales, fiscal del Tribunal Eclesiástico.

– ¿Qué le llevó al sacerdocio?

–Yo estudiaba en Marruecos, en un colegio de los marianistas y con 15 años me plantee la cuestión del sacerdocio. Un director espiritual me fue orientando y al final llegué a la conclusión de que era el camino. Con los estudios preuniversitarios ingresé en la Universidad Pontifica de Salamanca, donde hice la licenciatura en Filosofía y Letras. En aquel momento encontré que el ambiente ideológico era muy cerrado y entonces me fui a Estrasburgo, donde se impartía una teología actualizada en tema alemán, puntero por la cosa doctrinal, y francés, puntero por la cosa de la liturgia . En Salamanca había mucha escolástica, muy tradicional. En Estrasburgo estuve cinco años estudiando teología y simultáneamente hacía derecho. Volví a Barcelona y entré ya en el Tribunal Eclesiástico como notario y me ofrecieron hacer de bicario en la parroquia de San Odon, donde desde 2003 soy párroco. Yo sentí la llamada por el ambiente de religiosidad que se vivía en mi propia familia y en el colegio, donde la educación era religiosa y se cuidaba la vida espiritual de los alumnos.

-¿Qué ha de tener claro quien quiere ser cura?

-Por una parte, una convicción interior de que desea vivir la vida en un nivel espiritual, comprometido y con una vocación de proyección social. Siento la llamada de seguimiento a Cristo y eso no es para mí solo, sino para proyectar hacia la sociedad. El que quiere ser sacerdote tiene que pensar que quiere tener esa referencia trascendente de la divinidad y tener el conocimiento de Cristo para compartir eso con los demás para ayudar. Por ello, el sacerdote ha de estar bien preparado a nivel universitario, para tener una argumentación dialéctica para hacer pasar la teología. En religión no todo es dogma de fe. La fe es un 50% y otro 50% es racionalidad y para expresar esa racionalidad es bueno tener una base filosófica.

– ¿Era más fácil decidir ser cura hace años que en la actualidad?

– Sí, porque la sociedad era más religiosa, más sacralizada. La situación social del sacerdote tenía una cierto nivel y además se veía al sacerdote como algo sacralizado. Muchos de los sacerdotes, además, provenían de una clase social básica y el seminario era muchas veces gratuito. En España entonces no había las mismas posibilidades que ahora y el ser sacerdote era una promoción. Ahora la sociedad está desacralizada, el ambiente no es nada favorable a ser sacerdote y entonces, por parte del candidato, se requiere una renuncia más importante, porque la cosa parece más difícil.

–Ha hablado de la desacralización de la sociedad. ¿A qué se refiere?

– Hay una pérdida de valores referentes. Hay una filosofía de la vida utópica, donde te venden una serie de cosas como objetivos plenos de la vida, que son ser guapo, joven y rico. Te dicen que la felicidad está en este mundo y, por lo tanto, la religión te impide ser feliz porque tiene unas normas. Ponen unos ídolos, que además son falsos. El hombre busca en la vida la felicidad completa pero eso es una utopía porque el hombre es limitado y por lo tanto solo puede encontrar una felicidad parcial. Es metafísicamente imposible ser feliz plenamente en este mundo

– ¿Es usted de los que cree que la Iglesia necesita cambios importantes?

–La Iglesia siempre está en evolución. Los dogmas siempre serán esos, pero el mensaje hay que conducirlo mediante un lenguaje inteligible y adecuado a la sociedad, en función del auditorio. Ha habido evolución también, por ejemplo, en el tema litúrgico, como demuestra la participación cada vez más importante de los laicos dentro de la Iglesia. La Iglesia lo que no puede hacer de la noche a la mañana es hacer unos cambios para adaptarse al ambiente de la sociedad de consumo. La Biblia tiene 3 mil años de existencia y tiene una validez permanente y el esfuerzo que ha de hacer el sacerdote es estar preparado para que el mensaje de las homilias del domingo sea inteligible. El cambio ha venido por un mayor acercamiento a la sociedad.

– ¿Qué opinión le merece el Papa Francisco?

– Creo que ha sido una elección providencial porque era un momento de la Iglesia muy difícil por cosas que se habían hecho mal dentro de la propia Iglesia y que se requería un cambio total y una tolerancia cero en lo referente a la moralidad y la ética y también era muy importante hacer hincapié en la formación del clero. Ha hecho un daño enorme a la credibilidad de la Iglesia que algunos de sus miembros hayan estado involucrados en estos escándalos que todos conocemos y ante esto el Papa ha tenido tolerancia cero y ha dado ejemplo. Muchas personas están viniendo a la Iglesia porque el Papa está actuando de otra manera.

– Las familias de hoy en día ya no responden necesariamente al patrón clásico del padre, madre e hijos. ¿Qué opinión le merece la evolución del concepto de familia? ¿Cree que ahora está infravalorada?

– La familia es la base de la sociedad y la Iglesia lo ha defendido siempre; es uno de lo pilares más importantes, también de la fe porque el sacramento del matrimonio lleva como responsabilidad no sólo vivir la fe, sino transmitirla también a los hijos. Y vemos que el ordenamiento jurídico civil ha hecho mucho daño a la familia en sentido tradicional. Para la Iglesia, la familia es importantísima y determinadas filosofías no han favorecido la familia, sino todo lo contrario. La familia es una institución básica en la sociedad y en la Iglesia y estoy hablando de familia como padre, madre e hijos.

– ¿Le da miedo la muerte?

-No, es algo que tengo asumido. Hay un sentido trascendente de la vida y la muerte biológica es tan natural como la vida. Por lo tanto, la persona creyente no tiene que tener ninguna ansiedad porque la muerte con Cristo es la resurrección, es un paso hacia la resurrección, aunque es verdad que en ese momento nadie quiere sufrir. La muerte es una puerta que nos abre a la divinidad, a dar sentido a este mundo.

– ¿Sólo se van a salvar los cristianos católicos?

- No, la salvación es para toda la humanidad pero el que no tiene la oportunidad de conocer el mensaje de la palabra de dios revelada, hay unos principios inherentes a la propia Naturaleza que se resumen en poder distinguir el bien del mal. La persona que, de buena fe, procura en su vida hacer el bien, se justifica delante de Dios. La misericordia de Dios es infita y está abierta a toda persona de buena voluntad. Ese hacer el bien no quiere decir que una persona en un momento dado no pueda hacer el mal, porque somos limitados y tenemos una tendencia también al mal, pero entonces piensa y reflexiona para concluir que se ha equivocado y ahí está el perdón de Dios.

– ¿Qué le parece el trato del Ayuntamiento de Barcelona a los asuntos religiosos? ¿Y el pesebre?

- Me parece una falta de respeto tremenda, una ofensa. No se puede ridiculizar las cosas. Nadie te obliga a poner un pesebre y si lo pones, entonces has de respetar la tradición.