Barcelona
«He trabajado toda la vida para tener una casa y ahora está destrozada»
Los vecinos afectados por la explosión de Premià de Mar, abatidos tras comprobar el estado de sus viviendas, reclaman una solución urgente.
Los vecinos afectados por la explosión de Premià de Mar, abatidos tras comprobar el estado de sus viviendas, reclaman una solución urgente.
Un día después de la tremenda explosión originada en una vivienda del número 194 de la Gran Vía de Premià de Mar (Barcelona), los nervios de los vecinos seguían a flor de piel. Muchos perdieron sus casas, sepultadas en escombros y cristales, por lo que tuvieron que ser alojados por amigos y familiares. No obstante, el consistorio de Premià ofreció un albergue para aquellos afectados que no disponían de otra opción, pero nadie recurrió a él.
Sin dormir y con mucha incertidumbre, las 21 familias que fueron desalojadas, regresaron ayer a sus domicilios para recoger las pertenencias más necesarias, siempre acompañados por los bomberos. Al salir, lágrimas y desesperación tras comprobar el estado en el que había quedado su vivienda. Es el caso de Jaime y su mujer, que sólo piensan en poder recuperar sus enseres y conseguir una vivienda provisional. «Estamos muy afectados, mi casa está hecha un desastre. El Ayuntamiento nos ha dicho que se pondrán en contacto con nosotros pero queremos una solución inmediata», relatan.
El número 194 de la Gran Vía sufrió las consecuencias más graves de la explosión. Técnicos y bomberos avisaron ayer que, dada la antigüedad de la estructura del inmueble, será muy difícil apuntalarlo, por lo que sus residentes no podrán regresar en un largo periodo de tiempo. La onda expansiva de la deflagración también afectó a otros edificios de calles colindantes, la calle Unió y Elisenda de Moncada.
Jacobo González vive junto a su padre en la planta baja del número 39 de la calle Elisenda de Moncada. «Ahora mi casa está irreconocible, se ha venido todo abajo y no tenemos dónde ir», declara. Espera apoyado en la puerta del portal a que lleguen los técnicos del Ayuntamiento mientras intercambia experiencias del día de la explosión con otro vecino. «Estaba dormido y escuché un estruendo. Fui a avisar a mi padre porque pensaba que era un atentado y al entrar en su habitación me lo encontré soterrado en cristales». Afortunadamente, le dice el vecino, «todo quedó en un mal susto». Pero para Jacobo la pesadilla continúa. Al no tener contratado un seguro de hogar tendrá que sufragar buena parte de los desperfectos, algo que no puede permitirse. «Cobro 400 euros, no puedo pagar un seguro ni tampoco un alquiler», se lamenta.
«Mira, a él si le han dicho que podrá regresar en un mes a su casa», dice señalando a José Manuel Marcos, el otro vecino de la planta baja. «Sí, pero podríamos haber muerto», contesta Marcos mientras recoge con su mujer y su hijo las cosas que se llevarán al piso de alquiler que les ha facilitado su seguro.
Los tres coinciden: «Hemos vuelto a nacer». La onda expansiva de la deflagración hizo añicos las ventanas y todos los cristales de su piso, con tanta virulencia que se incrustaron incluso en las paredes y la pantalla de la televisión. El techo del baño y la cocina se derrumbó completamente y tan sólo las habitaciones donde dormían permanecieron íntegras. «He trabajado toda la vida para tener una casa y ahora está destrozada», dice desconsolado. Ahora respiran algo más tranquilos. Su seguro se hará cargo de la reparación y del alquiler de una vivienda provisional hasta que terminen las obras, «y menos mal porque estamos en paro», apostilla.
Pero los daños materiales pasan para todos los afectados a un segundo plano al hablar de las víctimas. La explosión provocó la muerte de una mujer, la inquilina del piso donde se originó la deflagración, y 17 heridos de diversa gravedad. Tres permanecen ingresados en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona en estado crítico, uno de ellos el vecino que intentó saltar desde su balcón, situado en la cuarta planta, para salvarse de las llamas.
En cuanto a las causas de la explosión, todas las hipótesis apuntan a que guarda relación con los conductos de gas del edificio. Los técnicos de la compañía Gas Natural inspeccionaron ayer el inmueble pero todavía no está confirmado que éste sea el motivo. No obstante, las investigaciones de los Mossos d’Esquadra se centran ahora en descubrir si la explosión fue accidental o intencionada. El caso está en manos del Juzgado de Guardia de Mataró y permanece bajo secreto de sumario.
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