Libros
«Hemos vivido sobreprotegidos»
Llucia Ramis / Periodista y escritora
A veces, de los lugares más oscuros, puede salir un poco de luz. La escritora y periodista Llucia Ramis estaba en un momento difícil de su vida, sin trabajo, sin horizonte, rabiosa con un mundo que no respondía a sus expectativas.
- A veces, de los lugares más oscuros, puede salir un poco de luz. La escritora y periodista Llucia Ramis estaba en un momento difícil de su vida, sin trabajo, sin horizonte, rabiosa con un mundo que no respondía a sus expectativas. Viajó hasta Buenos Aires para buscar una salida, pero pronto se dio cuenta de que no tenía que huir a ningún lado. Debía volver al pasado, recuperar su historia familiar, e intentar ver qué había pasado. El resultado es «Tot allò que una tarda morí amb les biciletes» (Columna) una novela vibrante, confesional, en la que se desnuda por completo y saca a la luz todos los secretos de su peculiar familia.
–¿Dónde sale la necesidad de bucear en los secretos de su familia?
–Había escrito dos novelas sobre mis amigos, en las que yo sólo era los ojos que lo observaban todo y decidí que quería involucrarme mucho más, desnudarme por completo, y explicar una historia que siempre me pareció fascinante, la de mi familia.
–¿A qué edad intuyó que su familia no era tan normal como parecía?
– Tenía 13 años y fuimos a Asturias a encontrarnos con todos nuestros familiares. De repente, me encontré con 700 personas en una mansión enorme. Mi abuela siempre iba acompañada por un mayordomo, que iba apartando a todo el mundo para que pudiese comprar tranquila en el supermercado. Tenían una empresa minera, pero los accionistas se la arrebataron. De repente, se vieron obligados a vivir de otra forma, pero seguían teniendo esos tics altivos de la alta burguesía. Y luego están mis padres, convencidos en su fe progresista, y sus hijos, que vivimos sobreprotegidos, sin entender lo que está pasando a nuestro alrededor.
–¿Es la historia de la degradación burguesa de tres generaciones?
–Empiezo con una casa que se cae a pedazos. No hablo de la típica crisis de la conciencia burguesa, sino de una sensación de fracaso. Estábamos convencidos de que las reglas del juego eran claras, estudiabas, te comportabas bien y tenías recompensa, pero de repente tienes 35 años y te das cuenta que las reglas han cambiado. La novela sirve como una toma de conciencia de uno mismo, de ver lo que ha pasado.
– ¿Tiene algo de autopsicoanálisis?
– Me ha ayudado a aceptar la situación actual, no seguir lloriqueando y quejándome. Me he dado cuenta de que me han querido mucho y he querido mucho. No éramos una familia desestructurada, éramos una familia feliz, como muchas, que ocultaban ciertas cosas para protegerse.
–Y a partir de ahora, ¿qué?
– Por primera vez, no lo sé. Ya he escrito demasiado de mí.
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