El desafío independentista

Jordi Amat: «Las elecciones del 21-D no son la solución a la situación en Cataluña»

Acaba de publicar «La confabulació dels irresponsables», una obra en la que analiza los episodios que han desencadenado la actual situación que vivimos en Cataluña

El filólogo y escritor Jordi Amat
El filólogo y escritor Jordi Amatlarazon

Acaba de publicar «La confabulació dels irresponsables», una obra en la que analiza los episodios que han desencadenado la actual situación que vivimos en Cataluña.

–Su nuevo libro, «La confabulació dels irresponsables», publicado por Anagrama, concluye con la afirmación «el fracaso es colosal», en referencia a la situación actual en Cataluña. ¿Quién es el responsable de este fracaso?

–Es colectivo. La culpa es tanto de una generación políticos que ponen en marcha el proceso de reforma del Estatut, pero también de quien hace la oposición a este Estatut. Situémonos en 2004 y 2005, hace poco más de diez años. Creo que son los principales responsables por omisión, frivolidad y falta de lealtad de una situación como la actual y que podemos calificar como anómala, además de ser un colapso institucional. Sería demasiado simple decir que la sentencia del Constitucional lo explica todo porque todo es más complejo. El libro explica cómo una crisis constitucional desemboca en una crisis de régimen. Los irresponsables son los que no evitan que esto suceda o colaboran.

–El título hace pensar en «La conjura de los necios».

–Cuando le dije que sí a Anagrama, era un guiño a su catálogo por el papel que tiene el libro de Kennedy Toole en la historia de este sello.

–¿Hemos vivido una conjura en Cataluña?

–No creo que nadie tramara para llegar hasta aquí, pero finalmente los líderes políticos no han tenido la capacidad para evitar que todo esto pasara. Esto es el resultado de la serie de unas conductas de gentes que dejan que el problema se haga cada vez más grande. Esto no es solamente un problema de políticas. Por ejemplo, la estampida de las empresas es fruto de la situación de inestabilidad que se ha creado. Pero, ¿las empresas no deberían haber intervenido en el debate público para advertir de lo que podía pasar?

–Su libro intenta también buscar los precedentes a todo lo que vivimos en Cataluña. En esta indagación nos encontramos con Antonio Pedrol Rius.

–Es una licencia que me permito. Es un personaje del que prácticamente nadie se acuerda, con una biografía muy interesante. Este señor, alguien del sistema franquista con mucho poder, participó del proceso constituyente como senador real. En ese momento –estamos hablando del verano de 1978– tanto en el Senado como en la Prensa formula dos reflexiones sobre cómo sale el Tribunal Constitucional del relato de la Constitución. Resulta que lo que prevé como escenario de futuro traumático es lo que sucede con la sentencia del Estatut. Una de las precisiones que introduzco al debate y que me parecen relevantes, es la posición del Tribunal respecto a la ciudadanía catalana una vez se dicta la sentencia. No hablamos de si la sentencia es correcta o incorrecta. No. El tema es cómo algo que han votado los catalanes de repente una instancia superior te dice que no tiene validez. Pedrol decía que si este escenario se acababa produciendo, se generaría una distancia entre ciudadanía y Tribunal Constitucional que sería dramática. Esa distancia es la que ha aprovechado el soberanismo porque el soberanismo no aprovecha para rehacer el pacto roto por el Constitucional: lo aprovecha para acelerar el proceso de alejamiento de una parte de la ciudadanía catalana del Constitucional.

–La conferencia de Jordi Pujol en el Club Siglo XXI de Madrid el 1 de julio de 1996, ¿era un aviso a navegantes?

–Es algo que dice mucho de la experiencia política de Pujol. Estudié propuestas políticas en los años 90 sobre el modelo territorial. Me encontré esta conferencia de Pujol hecha después del pacto del Majestic. Allí Pujol habla, y eso me parece clave, que no propone una reforma del Estatut ni de la Constitución porque si la hiciera debería ser muy profunda y no sabe cómo acabaría un proceso de estas característica.

–Es como si definiera cómo es la caja de los truenos.

–Sí, porque él lo que está advirtiendo es que no quiere abrir la caja de los truenos. Es una posición conservadora, pero es que la apertura de la caja de los truenos nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos en estos momentos: el colapso. Una vez que se ha abierto la caja de los truenos, que piensas que mediante el Estatut puedes reformar la planta territorial del Estados, debes obtener un consenso suficientemente amplio no solo catalán sino español para que acabe bien. Y esto no ha acabado bien. Han salido beneficiadas dos posiciones: la rupturista catalanista y la inmovilista española. Esto no es una interpretación sino una descripción de hechos.

–¿Quedan la margen quienes hablan de una tercera vía, si es que eso es posible?

–Primero, eso no lo sabemos. Hasta ahora hemos visto en las elecciones catalanas que esa posición es decreciente. Creo que la tercera vía ha tenido dos problemas. Por un lado, en Madrid se ha considerado que no es necesario pactar. Después, la competencia interna en el catalanismo, entre Esquerra y Convergència, ha hecho que pesara más la posición interna que el pacto.

–¿Puede ser una solución las próximas elecciones a la Generalitat?

–No creo que lo sean. En el mejor de los casos serán un parche. La solución no vendrá dada por las elecciones del 21 de diciembre. No. Lo pienso así porque nunca volveremos al lugar del que partimos. Las cosas han cambiado demasiado. Se han roto tabús, como el del 155, como el del referéndum. Eso ya es el mundo de ayer. Estamos ante una historia que no ha acabado.