El desafío independentista

«La CUP ha complicado la legislatura»

Mas lamenta que «la gente votó a la CUP pensando que eran Baños y Fernández» un año después de convocar el 27-S

Un año después de firmar el decreto de las elecciones del 27-S, Artur Mas admite que el peso de la CUP en el Parlament complica la gobernabilidad
Un año después de firmar el decreto de las elecciones del 27-S, Artur Mas admite que el peso de la CUP en el Parlament complica la gobernabilidadlarazon

Mas lamenta que «la gente votó a la CUP pensando que eran Baños y Fernández» un año después de convocar el 27-S.

Hace un año, Artur Mas a aparecía en todas las portadas de la Prensa catalana firmando el decreto de convocatoria de las elecciones catalanas del 27 de septiembre. Tras el vodevil soberanista que duró el doble que una temporada de la serie Game of Thrones, Mas logró enredar a Esquerra en una lista unitaria con independientes como Raül Romeva, que encabezaría la candidatura, y representantes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Los consellers Francesc Homs, Neus Munté y Meritxell Batet, además de la presidenta del Parlament de Cataluña, Núria de Gispert, le acompañaron como «atrezzo» en la firma del decreto para convocar unas elecciones que los soberanistas llamaban a convertir en un plebiscito sobre el futuro de Cataluña.

Mas se curó en salud al no aclarar el porcentaje de votos necesario para dar por bueno el plebiscito. La CUP pedía un 55 por ciento e hizo bien en no comprar la cifra porque la lista unitaria que concurrió bajo el nombre de Junts pel Sí y los antisistema no alcanzó ni el 50 por ciento, lograron un 47,8 por ciento de los votos. Un año después, Mas hizo un breve balance del primer año de legistura tras la decisión de convocar unas elecciones plebiscitarias. Ignoró, como viene haciendo el soberanismo desde el 27-S, esas décimas que le faltaron a Junts pel Sí para superar la barrera del 50 por ciento. En cambio sí habló de escaños. De los seis escaños que le faltaron a Junts pel Sí para hacerse con la mayoría absoluta y del diputado que les falto «para gobernar con más calma». El ex president de la Generalitat, que renunció a su cargo a cambio de que la CUP facilitara un acuerdo de estabilidad parlamentaria que ha acabado rompiendo, alegó que en esos comicios el voto soberanista se distribuyó de una manera que «ha complicado las cosas».

Mas se mostró convencido de que «hay gente de Cataluña que votó a la CUP, impulsada por la buena fe de David Fernández y Antonio Baños, pensando que era lo mismo que votar a Junts pelSí», pero el tiempo ha demostrado que «era radicalmente diferente». A su entender, los diez diputados que lograron los anticapitalistas «han complicado mucho las cosas esta legislatura».

Mas que nunca admitirá que el 27-S fue un error y aún menos que los soberanistas pedieron el plebiscito hizo una lectura positiva de la convocatoria de esas elecciones, aunque si hubiera agotado la legislatura seguiría siendo presidente de la Generalitat. Aseguró estar «contento» con el papel que está haciendo Carles Puigdemont al frente del gobierno catalán y con la buena relación que, según dice, tienen ERC y CDC dentro del ejecutivo.

En cambio, se mostró «muy descontento» con la reacción del Estado con Cataluña. «Se pasa la democracia por el forro», lamentó. Acusó al Gobierno de actuar de manera autoritaria, de no calcular las consecuencias y de tener poca talla política ante un movimiento «radicalmente democrático» como el soberanista.