Barcelona
La moda también quiere protestar
La pasarela de la 080 se funde al negro y solo Custo se atreve con las lentejuelas y el color
«Los blancos hablan de dólares, de oro, pero digan lo que digan siempre se refieren a otra cosa». Esa manía de ponerle nombre a todo, es lo que Cobertizo no entendía.
«Los blancos hablan de dólares, de oro, pero digan lo que digan siempre se refieren a otra cosa». Esa manía de ponerle nombre a todo, es lo que Cobertizo no entendía. Él era indio y los indios utilizan pocas palabras, porque lo esencial en la vida no necesita descripciones. Definir es limitar y ¿acaso se pueden limitar los sentimientos? ¿Acaso se puede limitar el amor? Cobertizo, el protagonista de «El hombre que se enamoró de la luna», obra que encumbró a Tom Spanbauer, inicia un viaje en busca de su propio yo, de sus raíces, sin poner nombre a sus acciones y eso es liberador. Aunque para los blancos pudiera llegar a ser aberrante.
Cautivada por ese espíritu de Cobertizo, la diseñadora Txell Mirras ideó su colección para el próximo otoño-invierno. Plumas, ponchos, capas. Piezas, en definitiva, que evocan las reservas de los indios americanos y conectan directamente con la naturaleza y sus colores: tierra, marrones, verdes, camel. En esta nueva colección, que presentó ayer en la pasarela 080 de Barcelona, Mirras se olvida de su característico estilo «minimal» y recrea a un indio muy personal, con capas, asimetrías e incluso cuadros y colores granates, pero manteniendo los símbolos característicos de los nativos americanos y su ornamentación, como la coronas de plumas.
En esta segunda jornada de la decimonovena edición de la pasarela 080, el diseñador Josep Abril presentó también su colección de invierno, en la que «mezcla lo que no se debe mezclar» y con la que invita a cerrar los ojos y reflexionar. «No es tiempo para ser puros y poner barreras», sentenció. Y Abril no las ha puesto: funde camisas con jerseys y chaquetas con pantalones; mezcla el mate y el brillante y crea nuevas estructuras. Todo en colores sobrios «porque no es tiempo para reír».
El desfile de Miriam Ponsa, también destiló un tono reivindicativo. La manresana presentó una colección inspirada en la ruta de los Balcanes y con la que quiso contar el modo de vida de sus pueblos. Gente modesta que espera un futuro mejor y cuyas vidas están marcadas por el cierre de fronteras y la ausencia de derechos humanos. De ahí el predominio del negro y los grises en esta nueva colección, en la que recrea la indumentaria propia de los Balcanes: mucha lana, algodón y seda; formas oversize redondeadas; cintería y gorros masculinos al estilo albanés.
La guinda a la segunda jornada de la 080 la puso Custo Barcelona. Puso el color a una pasarela sombría y con la filosofía «more is more» como bandera, Custo propone para el próximo invierno prendas trabajadas, cosidas a mano, más riqueza en los materiales y siluetas más poderosas.
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