Arte, Cultura y Espectáculos
«La novela transmite conocimiento»
Franck Thilliez / Escritor. El autor francés publica «Atomka», un «thriller» con una intriga nuclear como fondo
-Su nueva novela, «Atomka», publicada por Destino, es una intriga ligada con la realidad. ¿Cómo prefiere definir su libro: «thriller» o denuncia?
– Cuando cuento una historia procuro que le guste al lector y el «thriller» es una buena herramienta porque incluye intriga y acción. Sin embargo, posteriormente, además del placer que le puede proporcionar a quien lea, me gusta dar información. Cuando busco una idea para una novela quiero que el tema sea serio, interese y pueda abarcar a toda la sociedad. Suelo ir tras un tema que la gente conozca de alguna manera, aunque no sepa muy bien su funcionamiento. No se puede olvidar que muchas novelas se han escrito para transmitir conocimiento, sea científico o de otro orden, al mundo.
– En «Atomka» planea la sombra de la catástrofe de Chernóbil. ¿Por qué?
– Todo es consecuencia de algo ocurrido hace unos diez años. Con mi mujer acogimos a una niña de los alrededores de Chernóbil que, como otros pequeños, llegaron con problemas de salud, ya fueran de riñón, corazón o incluso cáncer. El objetivo es que pasaran un mes disfrutando del aire puro para poder restablecerse. Todo eso me vino a la mente cuando pensé en «Atomka». En Chernóbil siguen existiendo niños contaminados, tema que pensé valdría la pena desarrollar en una novela. La gente conoce todo esto, pero no sabe qué está pasando.
– Mientras escribía «Atomka» tuvo lugar el accidente nuclear de Fukushima. ¿Influyó este suceso en la redacción de la novela?
– Cambiaron muchas cosas tras Fukushima. Constaté que 26 años después se repetía lo que había sucedido en Chernóbil. Fue un impacto. Dejé de escribir durante un tiempo y modifiqué muchas cosas.
– ¿Se cuelan sus impresiones personales en el relato cuando denuncia esta situación?
– Siempre hay aspectos personales en un libro. No lo puedes evitar porque la escritura es algo que surge del fondo de las personas, una consecuencia de la conexión entre el cerebro y la hoja de papel mientras escribes. En «Atomka» constato que, con el relato policial que narro con una intriga nuclear como fondo, la realidad supera la ficción. La energía nuclear es maravillosa, pero la naturaleza nos ha demostrado que el hombre no puede ser Dios.
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