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La «ópera anticrisis» por excelencia

La Fura recupera su montaje de «Carmina Burana» de Carl Orff, «la mejor manera de enamorarse de la ópera para los no iniciados»

Los elementos de agua, relacionados con el vino, están muy presentes en el espectáculo
Los elementos de agua, relacionados con el vino, están muy presentes en el espectáculolarazon

La Fura recupera su montaje de «Carmina Burana» de Carl Orff, «la mejor manera de enamorarse de la ópera para los no iniciados».

La Fura dels Baus ha puesto su sello en más de 30 óperas y aún busca la clave que lleve a los grandes títulos operísticos a las nuevas generaciones y a todos aquellos que piensan que la ópera es algo demasiado elitista para ellos. «Y no pararemos hasta que llevemos al público al escenario y se muevan junto a los cantantes», comenta Carlus Padrissa, uno de los fundadores de la compañía, que el jueves presenta su adaptación de uno de los títulos líricos clave del siglo XX, el «Carmina Burana» de Carl Orff, el montaje operístico más representado de la larga historia de la Fura y que ya han visto más de 100.000 personas.

El Teatre Tívoli acoge del 10 al 13 de marzo el montaje, readaptado para teatros más pequeños, pero que conserva todos los elementos clave de la obra, como las grúas y grandes estructuras que elevan a los cantantes o los elementos relacionados con el agua, en este caso significando el vino y el canto a la ebriedad. «La grua es a la Fura lo que el piano es a la música», señala Padrissa.

«Carmina Burana» es una composición de 1937 que hace referencia a los textos del siglo XIII que presentan diferentes estampas de la vida de una especie de monjes reconvertidos que vuelcan todas sus energías en el placer inmediato y la espiritualidad que desprende el propio cuerpo. «Ésta es la ópera anticrisis por excelencia. Todo aquel que viene a verla sale fortalecido y entusiasta. Muestra la atávica lucha de los seres humanos por cumplir sus propios deseos, todo lo contrario a quedarse sentado en el sofá», dictamina Padrissa.

Para el director de la pieza, ésta es la ópera ideal para atraer a nuevos públicos a la lírica. «Dura poco más de una hora, con 25 estampas muy cortas, que hacen que la concentración sea máxima y el público no tenga un respiro. La conexión es directa, no es una de esas obras de cuatro horas difíciles de digerir. El problema de la ópera es que le falta beat, ritmo, y a esta pieza le sobra», comenta Padrissa.

El montaje actual ha cambiado ligeramente del que ya se pudo ver en el Auditori hace unos años. En esta ocasión, se ha decidido prescindir de la orquesta y situar enel escenario a los diez músicos que interpretan la partitura, que incluyen dos pianos, timbales, percusión, flauta y contrabajos. «Queríamos potenciar la percusión, porque no sólo impone ritmo, sino color a la música», asegura Josep Vicent, director musical y encargado de los arreglos.

Junto a los músicos y solistas, sobre el escenario estarán presentes 40 cantantes de la Polifónica de Puig-reig, conjunto coral no profesional de nivel extraordinario. «Es una obra festiva, celebratoria, hasta orgiástica. El aria de la soprano, de sólo dos notas, es un auténtico orgasmo. Hay veces que ni siquiera se canta, se grita. Y todos estos elementos hacen de esta pieza una de las más conocidas del siglo XX. Aunque no lo sepas, seguro que la conoces», concluye Padrissa.