Literatura

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Leonardo Padura, catalanista y «culer»

El escritor cubano recibe el Premio Barcino dentro de la VI Semana de Novela Histórica de Barcelona

El escritor cubano Leonardo Padura ayer, día en que recibió el Premio Barcino dentro de la VI Semana de Novela Histórica de Barcelona
El escritor cubano Leonardo Padura ayer, día en que recibió el Premio Barcino dentro de la VI Semana de Novela Histórica de Barcelonalarazon

Leonardo Padura es uno de esos escritores que parece él mismo escrito por una autoridad mayor, uno de esos personajes a los que la crítica adjetiviza como «más grandes que la vida misma».

Leonardo Padura es uno de esos escritores que parece él mismo escrito por una autoridad mayor, uno de esos personajes a los que la crítica adjetiviza como «más grandes que la vida misma». El autor cubano, mítico creador del detective Mario Conde, tiene esa presencia. Cuando abandona la sala ocurre el mismo efecto que si de la «Mona Lisa» saliese la mujer y sólo quedase el sfumato. Ya no sabes donde mirar. No es extraño que haya conseguido insuflar tanta vida a su detective Mario Conde. Pero Padura no sólo es un maestro de la novela negra, sus registros son múltiples, poliédricos.

El escritor cubano recibió ayer el Premio Barcino dentro de la VI Semana de Novela Histórica, género que domina con maestría como demostró en «El hombre que amaba a los perros», en la que ponía luz al misterio detrás de Ramon Mercader y el asesinato de Trosky. Desde su Habana natal, escenario de prácticamente la totalidad de sus novelas, el autor de «Adiós Hemingway» ha conseguido construir un corpus de ficción homogéneo donde predomina el lenguaje sencillo, el punch directo al estómago del lector, su humor sin disfraces y esa lírica de ritmo firme como un son cubano a volumen gigante que le hace único. «Sólo se puede odiar íntimamente lo que se ama íntimamente. Eso me ocurre con La Habana. Sólo odiando lo que se ama se puede evitar un rechazo visceral que no te permite comprensión», señaló ayer.

Padura agredeció de corazón un premio con el que bromeó que al final «me van a acusar de catalanista». En este sentido, quiso remarcar su amor por el F. C. Barcelona. «Soy ‘culer’, nadie es perfecto, pero además tiene que ver con una relación histórica del mundo catalán en su relación con Cuba, con tres apellidos que ilustran esa relación: Xifré, Bacardí y Güell. El Eixample de Barcelona fue construido, por ejemplo, por los mismos arquitectos del ensanche de La Habana en el siglo XIX, y el Paseo del Prado es lo más parecido a las Ramblas».

Sus relaciones con la Ciudad Condal no acaban allí porque la editorial que le dio a conocer en todo el mundo, Tusquets, forma parte del Grupo Planeta o que para escribir su insigne «El hombre que amaba a los perros», tuvo que «acercarme mucho a la Barcelona de los años previos a la Guerra Civil». Ahora lo que le falta, dijo, es ganar el Premio Carvalho que da el BCNegre, el festival de novela negra de la ciudad. «Me pasó cerca pero no me tocó, y espero ganarlo algún día, como me amenazó un día Paco Camarasa», dijo.