Cataluña
Los Picasso y los Dalí descansan en Poblenou
Las madres de los dos artistas más importantes del siglo XX descansan en el mismo cementerio barcelonés. LA RAZÓN localiza sus respectivas tumbas
Las madres de los dos artistas más importantes del siglo XX descansan en el mismo cementerio barcelonés. LA RAZÓN localiza sus respectivas tumbas
Tan distantes aparentemente, pero tan cercanos en afinidades artísticas, muchos son los lazos que unieron a Salvador Dalí y a Pablo Picasso. En estos días una exposición, en el museo barcelonés que lleva el nombre del malagueño demuestra los vínculos entre los dos artísticos. A ello se le suma la casualidad de que las madres y otros familiares de estos autores reposen juntos, a no muy lejana distancia en el cementerio de Poblenou. Es allí donde descansan María Picasso López y Felipa Doménech Ferrés.
Este diario ha podido localizar las dos tumbas, los nichos en los que se guardan a los Picasso y a los Dalí. La casualidad ha hecho que se encuentren en el mismo Cementerio del Este, también llamado Viejo y hoy más popularmente conocido como el del Poblenou. Nos referimos al que fue primer camposanto de Barcelona, mucho antes de la construcción del de Montjuïc.
Sencilla inscripción
Gracias al especialista picassiano Rafael Inglada, sabemos que una tumba con la sencilla inscripción «Familia Vilató» guarda los restos de José Ruiz Blasco y María Picasso López, padres del genio malagueño. El padre de Pablo Picasso el 3 de mayo de 1913 en Barcelona, la ciudad en la que residía con su familia desde que se había instalado allí como profesor de pintura en la Escuela de la Llotja, en 1895. Tres días más tarde del fallecimiento, «La Vanguardia» informaba así del triste hecho: «Ha fallecido en esta ciudad don José Ruiz Blasco, profesor de la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes. Era natural de Málaga, pero de Barcelona había hecho su segunda patria. Dedicó toda su vida y su entusiasmo a la enseñanza. Cumplidor de sus deberes, ni en estos últimos meses en que su salud andaba muy quebrantada dejó ni un dia de acudir á la clase. Bondadoso, tolerante, excelente compañero, su muerte ha sido sentidísima no sólo entre sus profesores, sino entre sus discípulos, los cuales acudieron a rendirle el postrer tributo en el acto de su entierro. A su familia, y en especial a su hijo el pintor Pablo Ruiz Picazo [sic], ofrecemos el testimonio de nuestro pesar». Pablo, quien ya era un reconocido artista con una destacada proyección internacional, acudió al entierro en Poblenou procedente de Céret. A su amiga y confidente Gertrude Stein le aseguró que «puedes imaginarte en que estado me encuentro».
Unos años más tarde, el 6 de febrero de 1921, se apagaba en Barcelona la vida de Felipa Doménech Ferrés, la esposa del notario Salvador Dalí i Cusí. Tenía 47 años y padecía un cáncer uterino. Para su hijo Salvador fue un duro golpe. Se quedaba sin la persona que lo había protegido ante la autoridad de su padre, pese a que a su madre apenas le había dedicado algún retrato. Los Dalí asistieron al entierro en el cementerio de Poblenou y enterraron a Felipa Doménech en un nicho que tenía tras de sí una historia muy interesante.
Gracias al área de servicios jurídicos de Cementiris de Barcelona sabemos que la tumba fue primero ocupada por Galo Dalí Viñas, el abuelo paterno del pintor surrealista y que se había suicidado en abril de 1886, arrojándose por una ventana en un ataque de locura. En un primer momento su cuerpo fue inhumado en un nicho de alquiler, el número 1554 situado en la cerca del cementerio de Poblenou. Algún tiempo después, el 5 de octubre de 1912, los restos se trasladaron a otra tumba, la que actualmente ocupa y que, desde 1921, también acoge a la madre del genio surrealista.
Cabe decir que la última morada de los Dalí se encuentra a escasos metros de una de las más visitadas en Poblenou: la de Francesc Canals i Ambrós, conocido como «el Santet» porque la tradición popular lo señala como milagroso. El joven, muerto en 1899 a los 22 años era un empleado de los almacenes El Siglo de Barcelona. Poco después de su desaparición, empezó a correr la leyenda de que respondía a los ruegos de los que se acercaban a su nicho. A Dalí le habría fascinado saber que su madre tenía como vecino de cementerio a un personaje tan curioso y cuyo culto se mantiene en la actualidad tan vigente como desde 1899.
Lo que es seguro es que el de su madre debió ser uno de los pocos entierros a los que asistió a lo largo de su vida. Sobre el deceso poco se puede encontrar en la Prensa de la época. La breve nota publicada en «Alt Empordà», el 12 de febrero de 1921, es una excepción: «Ha mort a Barcelona on hi fou traslladada per a esser-li practicada una operació quirúrgica, després de llarga i dolorosa malaltia, Dª Felipa Domènech i Ferrés, esposa del nostre amic i notari de aquesta ciutat Don Salvador Dalí. En aquesta hora de dolor de l’amic Dalí li expressem el nostre sincer condol, fet extensiu a tota la seva família. A.C.S.»
La tumba hoy parece algo olvidado y resulta difícil leer los nombres del pobre Galo Dalí, cuyo suicidio tanto impactó a sus hijos cuando le fue explicado el secreto familiar, y su esposa Teresa Cusí. Aquí también está enterrado Rafael, hijo de esa pareja y toda una personalidad en la Barcelona de principios del siglo XX. Médico del cuerpo de bomberos de la ciudad, fue contertulio en el Ateneo donde conoció a Josep Pla que lo retrató en «El quadern gris».
Quien no asistió al entierro de su madre fue Pablo Picasso. El 23 de febrero de 1938, mientras Barcelona trataba de sobrevivir a los muchos desastres producidos por la Guerra Civil, «La Vanguardia» publicaba la siguiente noticia: «HA MUERTO LA MADRE DEL ILUSTRE PINTOR PABLO PICASSO El gran español y gran pintor sufre en estos momentos el enorme dolor de la pérdida de su madre, que ha muerto en París. Al ser conocida la noticia ayer en Barcelona fueron muchos los telegramas de pésame que se dirigieron al ilustre pintor, y entre ellos, uno muy afectuoso del presidente del Consejo, doctor Negrín. Reciba el pintor Picasso la expresión sincera de nuestra condolencia».
Sin embargo, María Picasso falleció en Barcelona. Desde hacía años residía con su hija Lola en una espaciosa casa en el Paseo de Gràcia, rodeada de los numerosos cuadros que Pablo había pintado en sus años en la capital catalana, los mismos que hoy pueden contemplarse en el museo que lleva su nombre en Barcelona.
Lola Ruiz Picasso se había casado el 18 de agosto de 1909, en la parroquia de la Merced de Barcelona, con el neuro-psiquiatra Juan B. Vilató, con quien tendría dos hijos que también destacarían como celebrados artistas: José –conocido como J. Fin– y Javier. Hasta su muerte, ocurrida en 1958, la que fuera primera modelo de Pablo Picasso, fue una firme guardiana de la obra de su hermana, además de convertir su hogar, como había hecho su madre, en punto de encuentro de admiradores de un pintor que se había convertido en ese momento en todo un símbolo de la lucha contra el franquismo. Lola Ruiz Picasso descansa hoy, junto los restos de sus padres y su marido en el cementerio del Poblenou, no muy lejos de los Dalí.
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