El desafío independentista

Mas insinúa su candidatura en las próximas elecciones

El ex presidente de la Generalitat recuerda que no dio un paso atrás, sino «un paso al lado»

En la imagen, Artur Mas, ayer, durante la conferencia que impartió en el Campus Ciutadella de la Universidad Pompeu Fabra
En la imagen, Artur Mas, ayer, durante la conferencia que impartió en el Campus Ciutadella de la Universidad Pompeu Fabralarazon

El ex presidente de la Generalitat recuerda que no dio un paso atrás, sino «un paso al lado».

Artur Mas se ha dispuesto a soltar amarras para relanzar su carrera política. El ex presidente de la Generalitat ha comenzado a prescindir de las habituales ambigüedades que han acompañado todas las palabras que ha vertido sobre su futuro y ha empezado a mostrar sus cartas. Si hace unas semanas trascendía una frase suya durante el Consell Nacional del PDECat en la que afirmaba que «todo el mundo ha de saber cuál es su tiempo», que admitía múltiples interpretaciones, ayer ya se postulaba abiertamente como posible cartel electoral de su partido.

«¿Necesariamente seré candidato? No. ¿Quiere decir esto que seguro que no lo seré? Tampoco», aseguró durante una conferencia celebrada en el Campus Ciutadella de la Universidad Pompeu Fabra. Mas insinuaba así su intención de optar a la presidencia de la Generalitat en los próximos comicios y no resignarse al envío a la «papelera de historia» de la CUP. A ello se refirió como una expresión «desafortunada» y advirtió que, pese a todo, no le habían envíado al «cementerio». «Yo di un paso al lado, que no era ni adelante, ni detrás», aseveró el ex president.

Esta puerta que ha dejado abierta tiene su fundamentación. Mas explicó que su propósito era acabar su trayectoria política después de haber cumplido con el «trabajo» de conducir el proceso independentista durante esta legislatura. Pero con el veto de la CUP «estas condiciones ya no se dan», y por lo tanto, deslizó que esto le ha obligado a replantear su retiro de la política.

Además de abordar su futuro, también se refirió a su juicio. Como era de esperar, presionó al tribunal apelando a todas las bondades que aportaría a la situación política una sentencia absolutoria. Un fallo en este sentido, según él, «sería un mensaje potente a favor del diálogo». «Tienen una oportunidad de oro para enviar una señal muy clara y precisa de dejaos de tribunales y fiscalías y empezad a hacer política en mayúsculas para canalizar el proceso soberanista», afirmó. Asimismo, relativizó el incidente de la Fiscal jefa de Barcelona, Ana Magaldi, a las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, y afeó a la Fiscalía que haya intentado presentar el movimiento independentista como «intolerante y violento».

También se adentró en el debate independentista. Presumió de que la experiencia que adquirió el Govern con la organización de la consulta del 9-N, lo que consideró suficiente para confiar en la preparación del referéndum y que el Estado no lo impida. Según él, si el movimiento llega «débil y desunido, pringaremos». Para ello, en una velada crítica a sus socios de Govern, aconsejó que antepongan la «cooperación a la competencia». «Dependemos de nuestra voluntad y fuerza colectiva» advirtió, y añadió que por ello no cabe buscar «excusas fuera». Asimismo, se mostró realista con la internacionalización del «procés» y, expuso que el escenario deseado es que todos los Estados demuestren «neutralidad», lo que para Mas «sería ganar la partida en la esfera internacional».

Finalmente, amenazó al Gobierno y su posibilidad de suspender la autonomía catalana. Según Mas, en caso de que se llegase a este extremo, saldrá el «genio catalán», que dará una respuesta mucho más «dura y exigente» de lo que lo ha hecho hasta ahora. Pese a todo, avisó que el independentismo «no levantará la bandera blanca de la rendición».