El desafío independentista

Mas llama a proyectar en la Diada un mensaje con el alcance de Luther King

El presidente inaugura el centro cultural del Born, preludio de los actos del tricentenario

Mas, ayer, junto a Trias y De Gispert en la inaguración del Mercat del Born- Centro Cultural
Mas, ayer, junto a Trias y De Gispert en la inaguración del Mercat del Born- Centro Culturallarazon

BARCELONA- Si alguien tenía alguna duda del significado político del Born Centro Cultural, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, se encargaron ayer de subrayar esa dimensión en la inauguración institucional del nuevo equipamiento tras ocho largos años de obras. La lectura a esos hechos, a dos días de la celebración de la Diada, se quiso trasladar a la convulsa realidad política que vive Cataluña actualmente.

Mas, con las ruinas de 1714 a sus pies, recordó que el Born del siglo XVIII «simboliza la derrota, la pérdida de libertades, igual que la Ciutadella representaba la vigilencia, el estar bajo control». Para el presidente de la Generalitat, a los catalanes de hace 300 años «se les derrotó, pero no fue una derota total. Cayeron las libertades, pero no murieron. Quedaron enterradas bajo las piedras. Hoy tenemos un anhelo de libertad más vivo que nunca y en el siglo XXI recuperará su propia libertad y su vocación histórica». Estas últimas palabras fueron aplaudidas por un muy entregado auditorio repleto de autoridades e invitados, como la presidenta del Parlament Núria de Gispert, el ex presidente Jordi Pujol, el ex conseller Macià Alavedra, el secretario de inmigración de CDC Àngel Colom y su segundo Èric Bertran, entre otros.

Mas quiso aprovechar su parlamento para echar un capote a la cadena humana organizada por la Asamblea Nacional de Cataluña para mañana. «Nuestras armas no son las mismas que en 1714. No tenemos ni cuchillos, ni bayonetas. Somos una democracia y usamos el civismo, la movilización. Tenemos una hoja de ruta bien trazada y la seguiremos», subrayó para matizar que «hay una vía catalana que es una manera de hacer democrática».

En ocasiones se ha querido comparar al jefe del Ejecutivo catalán con John F. Kennedy. Mas se trasladó a medio siglo atrás, pero para trazar un paralelismo entre su política y la del pastor Martin Luther King jr. «Hace cincuenta años hubo una marcha en Washington que reunió a 200.000 personas. Nosotros somos un país más pequeño que Estados Unidos, pero hacemos movilizaciones más grandes. El día de la Diada saldrán centenares de miles de catalanes para unir sus manos en defensa de la libertad. Hasta conseguirlo, hay que preservar en el esfuerzo», sentenció Mas como si fuera King.

Antes, el alcalde de Barcelona, también presentó el centro cultural con planteamientos parecidos a los de Mas, una intervención que también dibujaba paralelismos entre la Barcelona de entonces con la de ahora. «Somos herederos de aquel contexto político, cultural y económico», dijo. Trias señaló que «Barcelona está hoy al lado de Cataluña, del derecho a decidir porque queremos ser libres». Por eso, no escondió que la fecha de la inauguración institucional de este espacio se ha buscado intencionadamente «a las puertas de la Diada».

Tras los parlamentos, en un acto que estuvo presentado por la actriz Sílvia Bel, se estrenó la producción «L'auca del Born», además de poder visitar las dos exposiciones que forman parte de este nuevo espacio de la ciudad.

Mucho antes de los discursos, unas 300 personas protestaban a las puertas del Born. Eran vecinos enfadados por la urbanización realizada por el consistorio, a los que sumaron trabajadores de Sapic, la empresa que se encargó de las obras del centro y que se quejaron ruidosamente de no haber cobrado todavía.

Desde ayer, como dijo Mas, el Born ya es uno de los centros de la celebración de la Diada.

Las piedras como escenario teatral

Bajo la dirección y dramaturgia de Jordi Casanovas, «Auca del Born» se convirtió ayer en el primer espectáculo teatral estrenado en el nuevo centro cultural. na treintena de actores, a partir de 48 breves viñetas, se movieron por el yacimiento arqueológico para recrear algunos pasajes de lo vivido hace 300 años. Para ello, se partió de una imaginaria historia de amor entre dos jóvenes, a la que se unió la recreación de algunos acontecimientos históricos, como la marcha del candidato austracista Carlos de la ciudad de Barcelona, donde estuvo viviendo.