Elecciones catalanas

Mas maniobra contra su sucesor

Acusa a Puigdemont de «falta de liderazgo y nula autoridad con su Gobierno» en una cena con empresarios cercanos a Convergencia. «Quiere volver a ser presidente y no sabe cómo», dicen miembros de su partido

Mas abraza a Puigdemont cuando éste fue nombrado president
Mas abraza a Puigdemont cuando éste fue nombrado presidentlarazon

Acusa a Puigdemont de «falta de liderazgo y nula autoridad con su Gobierno» en una cena con empresarios cercanos a Convergencia. «Quiere volver a ser presidente y no sabe cómo», dicen miembros de su partido

De retirada, nada. Artur Mas no se acostumbra a su nuevo papel en la sombra y maniobra en sigilo contra su sucesor, Carles Puigdemont. El fracaso del soberanismo en las encuestas, la amenaza de quiebra en la economía catalana, y la total descoordinación en el grupo parlamentario de Junts pel Sí y la propia Generalitat, han llevado al ex presidente a una serie de movimientos tácticos. Hace unos días, Mas convocó en una cena privada a un grupo de empresarios tradicionalmente cercanos a Convergencia. Según algunos de los asistentes, se mostró muy crítico con Puigdemont, a quien acusó de falta de liderazgo, escaso contacto con la calle y nula autoridad en su Gobierno. «Habló de él cono si fuera un personaje de tercera», aseguran quienes le escucharon. También fue muy duro con la CUP, a quien responsabilizó de su forzada marcha, en especial a la activista Anna Gabriel, y expresó su deseo de volver a primera línea.

Esta conversación privada contrasta con las declaraciones de Artur Mas en una entrevista al diario «Ara», en la que se muestra conciliador con Puigdemont y, en apariencia, satisfecho con su papel de segundo plano. Pero fuentes de su entorno opinan que sucede justamente lo contrario, y que las tensiones fueron de tal magnitud la pasada semana que el ex presidente quiso zanjarlas con el citado encuentro informativo. «Mas quiere volver a ser presidente de La Generalitat y no sabe cómo», dicen destacados convergentes ahora alejados del antiguo líder. Sin embargo, otro sector es muy crítico con Carles Pugidemont, a quien ven con escaso carisma, mientras el líder de Esquerra Republicana asume todo el protagonismo. «Oriol Junqueras es el auténtico presidente», aseguran. Y ponen como ejemplo sus recientes encuentros con los ministros Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, para pedir alivio financiero a La Generalitat.

Según estas fuentes, Artur Mas ha comenzado a recibir muchas visitas en el Palau Robert, su despacho como ex presidente. Cargos orgánicos regionales del partido le han hecho llegar su malestar ante la actual dirección, muy debilitada tras la entrada de Josep Rull en el Govern como consejero de Territorio, y Jordi Turull y Josep Luis Corominas en el grupo parlamentario.

El otro hombre fuerte de CDC, Francesc Homs, es el portavoz en el Congreso de los Diputados y tampoco tiene una relación fluida con Puigdemont. Así lo comprobó Pedro Sánchez en su encuentro en La Generalitat dentro de su gira artística como desesperado aspirante a la investidura. Homs sigue siendo cercano a Mas y hablan con frecuencia de los acontecimientos políticos en Madrid.

Los cuadros locales convergentes observan alarmados la situación. La hipótesis de la independencia registra un resultado a la baja en todas las encuestas, como la del propio CEO, –el CIS catalán–, que pronostica pérdida de votos de «Junts pel Sí» y la CUP con un avance de la nueva izquierda. Es decir, Cataluña si es Pot, la marca de Podemos, y la formación de Ada Colau, En comú Podem, que ya hace la guerra por su cuenta y, según avanzó este periódico, trabaja en un pacto municipal con los socialistas catalanes. Tanto en la hipótesis de nuevas elecciones generales o autonómicas, las expectativas de Convergencia son malas, mientras Oriol Junqueras es el líder mejor valorado y ERC avanza junto con las opciones de izquierdas. «Hemos hecho un pan como unas tortas», lamentan tras su fallida apuesta por la independencia.

Por ello, varios dirigentes le han trasladado a Mas su deseo de que vuelva a retomar el mando del partido y las tradicionales esencias de la antigua CIU: catalanismo sí, independencia no. Era el discurso de Unió Democrática y Durán Lleida, ahora ya fuera de juego. Es también el deseo de destacados empresarios catalanes ligados a la antigua Federación nacionalista alarmados ahora ante el avance del bloque de izquierdas. La estrategia sería refundar el partido en el próximo Congreso, rebajar el mensaje secesionista y apostar por el catalanismo con Artur Mas en cabeza. Pero las divisiones son profundas y muchos rechazan de plano la vuelta del ex presidente, a quien vinculan claramente con el «pujolismo» y la corrupción.

Quiere ser un Xavier Arzallus a la catalana, controlar al presidente y su nuevo Gobierno en la sombra, y forjar su candidatura en unas nuevas elecciones. Son los planes de Artur Mas i Gavarró, según distintas fuentes. Pasado el tiempo de su inesperada decisión y la designación del sucesor, Carles Puigdemont, la cúpula de Convergéncia mantiene fuertes tensiones. Algunos dirigentes reprochan a Mas su deriva soberanista y sus continuas cesiones a la CUP, a quien ahora critica ferozmente. Según fuentes de CDC, el ex presidente no desea tirar la toalla. «Me veían muerto y aquí estoy», dijo Mas en la cena privada con empresarios. Añadió que no piensa dejar la política y que dedicará sus esfuerzos a la soberanía de Cataluña y la refundación de la formación convergente.

Algunos «pesos pesados» del partido se quedaron de piedra al conocer el nombre de Carles Puigdemont, porque muy pocos lo sabían. A excepción de los «halcones», Josep Rull, Jordi Turull y Josep Luis Corominas, únicamente la vicepresidenta en funciones Neus Munté, era conocedora. Máxime cuando su nombre estuvo siempre sobre la mesa de la negociación, aceptado por la CUP pero rechazado por ella misma. «Escogió a Puigdemont porque pensó que era el más manejable», opinan en su entorno, cuando «lo cierto es que Carles Puigdemont va por libre y no coordina a sus propios consejeros. El peso de La Generalitat lo ejerce Oriol Junqueras, así como el diálogo con Madrid. Puigdemont es una especie de presidente honorífico, mientras el verdadero poder ejecutivo radica en Oriol Junqueras, triunfador de la jugada.

Las maniobras de Mas no pasan desapercibidas en La Generalitat y tienen respuesta de Puigdemont. Frente la acusación de perfil bajo, el actual presidente se lanza a toda una campaña internacional por la independencia de espaldas a Madrid. En una entrevista publicada por varios periódicos europeos, apuesta sin tapujos por la separación de Cataluña sin esperar nada del Estado. Dentro de esta ofensiva, Puigdemont ha enviado una carta al comisario europeo de inmigración, ofreciendo acogida en Cataluña para los refugiados, lo que provoca un conflicto con el Gobierno de la Nación, como bien ha señalado la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. En el círculo próximo de Puigdemont ha causado hondo malestar la investigación abierta por la Fiscalía Antifraude sobre su etapa como alcalde de Gerona, que algunos atribuyen a «oscuros movimientos», si bien nadie se atreve a acusar directamente a Mas o su entorno. En lo que todos coinciden es en que Carles Puigdemont no quiere ser «una marioneta» de quien le nombró, ni Artur Mas se conforma con un papel secundario.