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Mas traslada al Govern que no hay marcha atrás en el proceso soberanista

Mas traslada al Govern que no hay marcha atrás en el proceso soberanista
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Artur Mas no participará en la cadena humana del 11 de septiembre organizada por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC). Aunque, indirectamente, a través de su partido y del Govern, aliente a los catalanes a tomar parte de una «performance», que a diferencia de la manifestación del año pasado, reivindica la independencia, con o sin consulta, legal o alegal, a través de unas elecciones plebiscitarias o una declaración unilateral. Este es el «matiz» por el que ni el PSC, ni ICV ni los socios de Convergència, UDC, participarán en la cadena humana.

Los tres anunciaron ayer que no se sumarán a la vía catalana, pero dan libertad a sus militantes a asistir. Y este «matiz», defender el derecho a decidir pero no la independencia, es lo que separa a los democristianos de la Convergència que salió del armario de la ambivalencia en su último congreso, el pasado 12 de marzo, la misma que defiende un estado propio porque con la independencia Cataluña «sería la Holanda del sur».

«Convergència no se esconde», recordó ayer Josep Rull. «Comparte la llamada y el eslogan» de la cadena humana: «Vía catalana por la independencia». El secretario de Organización de CDC explicó a la salida de la primera reunión de este nuevo curso político del comité ejecutivo nacional de CDC que Mas les dio ánimos para «afrontar la etapa más importante de la historia reciente de Cataluña». Metido en el papel de líder, alentó a sus compañeros de partido y a los cargos de su gobierno, en una reunión a puerta cerrada que se celebró por la tarde en el Palau de la Generalitat, a encarar el reto de la consulta soberanista que se ha impuesto convocar de manera prioritaria el próximo año.

Mas reafirmó a los 250 altos cargos de su gobierno y de las empresas públicas que participaron en el encuentro que el proceso de la consulta «va de verdad». El presidente de la Generalitat, a quien le gusta recurrir a las metáforas marineras en sus discursos más trascendentes, esta vez cambió barcos por aviones. Vino a decir que «igual que un avión que está despegando, estamos en un punto de retorno y no hay vuelta atrás». Aunque alertó de que en este vuelo «habrá turbulencias», también constató que no tiene intención de estrellarse. Para evitar que le critiquen por centrar sus esfuerzos en su proyecto soberanista cuando los ciudadanos le han encargado la responsabilidad de gobernar, Mas también arengó a su gente a encarar la crisis e insistió en que la legislatura acaba en 2016. Pero su táctica no convenció a la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que le reprochó que esté a las órdenes de ERC y la ANC.

Rull reafirmó que «2014 debe ser el año de la consulta, es el año en el que el pueblo debe poder decidir su estatus». Haciendo uso del modo imperativo, añadió que tanto el partido como el Govern trabajarán «para ampliar la mayoría a favor de un estado propio» porque «es lo mejor para Cataluña» y «para dotarse de los instrumentos necesarios para dar la voz al pueblo», esto es tener las herramientas legales y materiales para convocar la consulta.

Sin pistas de los consellers

CDC dio la lista de los dirigentes que participarán en la cadena humana. Más de una cuarentena, entre los que destacó a Jordi Pujol, que estará en El Perelló, como reclamo para que los barceloneses bajen a las Terres del Ebre, donde los organizadores tienen problemas para dibujar la cadena. En cambio se cuidó de no decir qué harán los consellers. Quienes no irán serán los consellers de Unió, después de que el partido se haya desmarcado oficialmente.