Literatura
Maylis de Kerangal, tras el rastro de las olas de «Lampedusa»
La escritora francesa desnuda de referencias culturales el nombre de la isla que vivió in situ el drama de los refugiados
Era tarde esa mañana, después de una larga y fructífera noche. Maylis de Kerengal se levantó a desayunar y como tenía por costumbre encendió la radio. No le hizo mucho caso al principio, hasta que miró el calendario y se dio cuenta de un error.
Era tarde esa mañana, después de una larga y fructífera noche. Maylis de Kerengal se levantó a desayunar y como tenía por costumbre encendió la radio. No le hizo mucho caso al principio, hasta que miró el calendario y se dio cuenta de un error. ¿Seguro que era el 3 de octubre de 2013? Subió el volumen y entonces oyó el topónimo de Lampedusa. Antes de que pudiera escuchar bien a lo que se refería ese nombre, su imaginación ya le llevó a mil lugares distintos, todos ajenos a la isla del Mediterráneo. Primero pensó en el escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa, cuyos relatos en «El prefoser y la sirena» le encantaban, pero sobre todo pensó en «El gatopardo». La rememoración de esa novela la llevó, por supuesto, a la película de Visconti, y esto a la icónica figura de Burt Lancaster, que a su vez la hizo pensar en una de sus películas favoritas del actor, «El nadador» y esa idea, la del nadador, le hizo volver de pronto a escuchar lo que decía realmente la radio.
Su proceso mental, basado en la libre asociación de referencias culturales, se cayó por los suelos como un castillo de naipes. El flujo de la conciencia se convirtió en un cruel flajelador moral. Había motivos para avergonzarse. Unos 350 inmigrantes acababan de morir ahogados tras el naufragio del barco con el que buscaban asilo en la isla de Lampedusa.
Esta es la base de su heterogénea última novela, «Lampedusa», (Anagrama), 64 intensas páginas en la que la autora de realiza una especie de salmo poético en la que rastrea el significado de ese nombre, Lampedusa, y como lo va desnudando y limpiando hasta que se quede únicamente con toda su carga política y social. «Siempre me han interesado mucho los topónimos y los nombres y las referencias que hacen que te lleven de unos a otros. He querido hacer una especie de arqueología de Lampedusa y vaciarlo de significado hasta que quede sólo su carga política», aseguró ayer la autora.
El libro fue un encargo de una pequeña editorial dedicada a la montaña que le pidió escribir algo sobre «paisajes escritos». A partir de aquí, y mientras viajaba en tren de un pueblo a otro de Francia, metida de lleno en su gira promocional de su excelente «Reparar a los vivos», se le ocurrió que podría hablar de Lampedusa. «Era el mes de enero de 2014 y quise ver hasta donde podía llegar con este afán de desnudar los nombres. Muchos han dicho que era un libro oportunista por hablar de los inmigrantes, pero fue escrito mucho antes de que toda la crisis actual estuviese en la primera página de los diarios», señaló de Kerangal.
El resultado de esta reflexión es un canto poético de gran calado que obliga a que nadie se esconda en sus propios referentes y se enfrente cara a cara con lo que sucedió aquel 3 de octubre de 2013. «Es mi obra más personal y más arriesgada», dijo de Kerangal.
«Lampedusa»
Maylis de Kerangal
ANAGRAMA. 64 páginas
11,90 euros
✕
Accede a tu cuenta para comentar