Literatura
«Me gustan los finales en los que no se mastica hasta la última palabra»
La escritora argentina Claudia Piñeiro recogió ayer el Premio Carvalho
La escritora argentina Claudia Piñeiro recogió ayer el Premio Carvalho.
Ella es una de las grandes damas de la literatura policiaca y sus formas están muy alejadas de la provocación que el año pasado demostró James Ellroy ante periodistas, lectores y curiosos de todo tipo. Por eso, por su compromiso y su sinceridad, la presencia de Claudia Piñeiro dentro del listado de galardonados con el Carvalho da prestigio al BCNegra. La escritora, que en estos días tiene en las librerías como novedad la colección de cuentos «Quién no» (publicada por Alfaguara), recogió ayer el galardón en el Ayuntamiento de Barcelona. Previamente tuvo un encuentro con los medios de la mano de Carlos Zanón, el comisario del certamen literario que en estos días se celebra en Barcelona.
Piñeiro reconoció que es una lectura fiel de la obra de Manuel Vázquez Montalbán, en especial la serie protagonizada por el protagonista de «Yo maté a Kennedy» o «Los mares del sur». Así que recibir un premio con el nombre del detective Pepe Carvalho «tiene una importancia grandísima. Sé lo que representa Manuel Vázquez Montalbán y somos muchos en Argentina los que conocemos al personaje. Me da vértigo el premio por los autores que me han precedido, pero también me siento feliz y honrada».
La autora de títulos como «Betibú», «Elena sabe» o «Las viudas de los jueves» hablí de un género en el que ella ha pasado a ser una de las indiscutibles reinas. «La novela negra explica la sociedad en la que sucede el crimen, y por eso en Argentina sería improbable que un chico matara a sus compañeros en el colegio con un arma, algo habitual en Estados Unidos», dijo Piñeiro. En este sentido, la novelista subrayó que «cuando Henning Mankell habla de xenofobia en algunas de sus novelas está describiendo una situación que sucede en Suecia, igual que Márkaris cuenta el gran crimen (de Grecia) que se esconde detrás de los pequeños crímenes».
¿Y cuál es el material de trabajo para construir títulos como «Una suerte pequeña» o «Tuya»? Piñeiro aseguró que « escribo con muertos, y cuando hay un muerto enseguida aparece el enigma, la búsqueda de la verdad, la pregunta de quién lo mató y por qué. Sin embargo, en algún momento me he cuidado de que el género no esté, pues el género se me mete en la estructura».
Y un apunte curioso sobre cómo debe ser un final perfecto para un libro. Piñeiro sostuvo que «me gustan los finales en los que no se mastica hasta la última palabra. Me gusta que quede algo para el lector».
Para Zanón, «Piñerio es una de las figuras que han hecho de puente entre las dos orillas, y porque entra y sale del género, hace literatura sin hipérboles, una literatura que viene de la narración oral, y en el género trabaja el suspense y los espacios».
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