Crisis migratoria en Europa
Open Arms alerta de que se quiere eliminar a las ONG's del Mediterráneo
Italia inmoviliza el barco que rescata refugiados por promover la inmigración ilegal
Latifa se despertó un día a 39 de fiebre. Su padre, Givara, la acompañó al ambulatorio para que la visitara un médico. No tenía nada que no pudiera combatirse con apiretal y Dalsy. Pero al llegar a casa, su casa no estaba.
Latifa se despertó un día a 39 de fiebre. Su padre, Givara, la acompañó al ambulatorio para que la visitara un médico. No tenía nada que no pudiera combatirse con apiretal y Dalsy. Pero al llegar a casa, su casa no estaba. Había sido bombardeada. Y en el bombardeo la madre y las dos hermanas de Latifa murieron. Givara no se dio tiempo para velar a su familia. Cogió a su hija Latifa, de apenas tres años, y huyó de Siria. Cuando la periodista Arantza Díez los encontró en Lesbos, Latifa no hablaba, tenía la mirada perdida. Los traficantes habían tirado su equipaje al mar porque ocupaba el espacio de una persona en la barca en la que viajaban. Y Givara lamentaba no haber huído antes porque quizás su familia estaría viva. Díez cuenta esta y otras historias humanas en el libro «Lesbos, a cor obert», donde explica en primera personas qué se encontró en la isla griega cuando grabó «To Kyma», el documental que presentó en sociedad a los socorristas de Pro Activa Open Arms.
Desde que la ONG de Badalona empezó a rescatar vidas en la costa de Lesbos con zodiacs que las mafias abandonaban en la costa han pasado tres años y calculan que han rescatado a 50.000 personas. «Somos personas que salvamos a personas», decía Òscar Camps, «alma mater» de la ONG cuando explicaba a qué se dedicaban. Eso no ha cambiado. Lo que ha cambiado es que cada vez son más personas salvando a más personas. Y que en vez de ir en zodiacs, van en un buque para rescatar a los refugiados que viajan hacia Europa a través de otra ruta más peligrosa, la que va de Libia a Italia, empujados por la Unión Europea, que firmó un denigrante acuerdo con Turquía para devolver a prácticamente todos los migrantes irregulares que llegan a Grecia desde las costas turcas.
Pero desde domingo, el barco de Pro Activa está retenido en el puerto sicialiano de Pozallo (Italia). La fiscalía de Catania acusa a la ONG de «favorecer la inmigración clandestina y la asociación criminal» por desobedecer a la guardia costera libia en su último rescate. Hay tres miembros de la tripulación encausados que se enfrentan a penas de entre 4 y 12 años de prisión.
Los hechos por los que se les acusa tuvieron lugar hace cinco días, cuando el centro de coordinación de salvamento de Italia, les comunicó que Libia organizaría el rescate de una embarcación a 73 millas de su costa. Pero Open Arms llegó antes y empezó a atender a las 218 personas a bordo que estaban en peligro. Cuando la guardia costera libia llegó, una hora después, los niños y las mujeres ya estaban a salvo en su barco. Y los hombres se lanzaban al mar: «Preferían morir que ir a Libia», contaba Camps. Los guardas exigieron, bajo amenaza de disparar a bocajarro, que les entregaran a las mujeres y a los niños. La ONG se negó. «Impedir el rescate de vidas en peligro en alta mar con el fin de devolverlas por la fuerza a un país no seguro como Libia es una devolución en caliente que contraviene el Estatuto de los Refugiados de la ONU», recordó ayer Camps desde Barcelona junto a Colau. Camps cree que tras la retención de su barco hay la pretensión de eliminar a las ONG's del Mediterráneo.
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