Pere Arquillué manda

El actor debuta en la dirección con «Audiències & Venissatge», de Vaclav Havel en la Villarroel.

Cuando uno es un gran actor, no hay motivo para no suponer que también sea un gran director. Su talento tiene que encontrar la forma para que se transmita o contagie. Claro que en una obra hay muchos más elementos que el trabajo con los actores, pero en cualquier montaje uno puede desprenderse de todo salvo de los actores. Por eso, desde que el teatro es teatro, siempre ha existido la figura del actor que se pasa con éxito a la dirección. En realidad, parece hasta trampa, como jugar de antemano con las mejores cartas. Trampa o no, al espectador le trae sin cuidado, porque todo irá en su beneficio.

El último en apuntarse a esta dicotomía es el actor Pere Arquillué, que debuta en la dirección teatral con «Audiència & Vernissatge», montaje que reúne dos obras cortas del genio checo Václav Havel. Unidas con aliento de totalidad, el montaje es un grito crítico contra una sociedad en descomposición, lleno de fino sentido del humor y pinceladas de teatro del absurdo. «Hasta el momento la experiencia está siendo positiva. Me está permitiendo mirar el hecho teatral desde otro lugar y eso es un estímulo que reactiva el motor interior», asegura Arquillué.

La Villarroel acogerá el montaje del 28 de junio al 5 de agosto y estará dentro del paraguas del Festival Grec. La obra gira en torno a las dificultades de la libertad de expresión de poder sobrevivir en sociedades cerradas, lo que le da un toque de obra reflexiva y atenta a la actualidad. «En aquella época encarcelaban a músicos por sus letras y el propio Havel estuvo en prisión por sus ideas», aseguró ayer Arquillué, que apuntó a los paralelismos de la pieza con la actualidad.

Las obras fueron escritas antes de la caída del régimen comunista de Checoslovaquia, cuando las obras de Havel todavía estaban censuradas y «corrían de mano en mano grabados en casetes de forma clandestina», recordó Arquillué. «Audiència» narra el encuentro de Vanek, alter ego de Havel, con el jefe de la fábrica de cervezas en la que trabaja y a quien la policía secreta ha pedido que envíe informes regulares sobre el comportamiento de su empleado. Por su parte, «Vernissatge» narra el encuentro de este mismo personaje, escritor marginado por la cultura oficial y obligado a trabajar en una fábrica, con una pareja de apariencia feliz, moderna y exitosa. «Václav Havel no da lecciones ni hay moraleja, pero de la obra se desprende la importancia de mantenerse coherente con uno mismo para poder ser coherente con los demás», afirmó Arquillué. Joan Carreras, Rosa Gàmiz y Josep Julien conforman el trío protagonista.