Literatura

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Poesía contra el duelo

La escritora María Leach comparte en «No te acabes nunca» los poemas que escribió para superar el dolor tras perder a su marido

María Leach y Paula Bonet junto a la galerista Bárbara Aurell en la exposición de «No te acabes nunca»
María Leach y Paula Bonet junto a la galerista Bárbara Aurell en la exposición de «No te acabes nunca»larazon

«No te acabes nunca» empezó siendo uno de los primeros versos con los que la periodista Maria Leach y la ilustradora Paula Bonet se lanzaron a hacer experimentos artísticos allá por 2011, cuando la muerte era para ellas cosa de otros.

«No te acabes nunca» empezó siendo uno de los primeros versos con los que la periodista Maria Leach y la ilustradora Paula Bonet se lanzaron a hacer experimentos artísticos allá por 2011, cuando la muerte era para ellas cosa de otros. Una dibujaba los poemas que la otra escribía. Lo curioso es que este verso no era una idea original de ninguna de las dos. María tomó prestada una frase que le decía Charlie, su marido: «No te acabes nunca o por lo menos, por favor, no lo hagas antes que yo». Charlie no querría haberse acabado antes de tiempo, pero un cáncer le traicionó. Y en un año María vivió lo que otros tardan media vida, se casó, tuvo un hijo y perdió a su marido. ¿Cómo se digiere esto? Con sólo 33 años, ya viuda, se plantó en la consulta de la psicooncóloga, Núria Ferrer, pero ésta le dijo que volviera en un mes «porque todavía estás en shock». «¿Y qué hago durante este mes?», preguntó antes de abandonar la consulta. «Haz algo que te guste», respondió la psicóloga. María se puso a escribir. Se inventó una rutina; cada noche, tras acostar a su hijo de apenas cinco meses, volvía al lugar que había compartido con Charlie y cambiaba una de sus pertenencias por una poesía que colgaba en un blog de nombre bizarro: «CustomizaTuperro».

“Cada noche, /con guante blanco,/robo un poco de ti./Sin dejar/ pruebas evidentes/ que permitan/ darse cuenta/ que cada vez/ estás menos aquí». De esta manera fue vaciando la casa y escribiendo, sin ser consciente, una desgarradora y bellísima declaración de amor, aunque ella lo sintiera como una terapia para enfrentarse al duelo.

«El duelo es una guerra sin un enemigo definido», cuenta. «Es muy tentador darle la espalda», pero «un tío que ha luchado con tanta fuerza contra un cáncer se merecía que yo mirara al duelo cara a cara».

Entonces, no imaginaba que estos poemas sinceros, tristes y tremendamente hermosos que escribía para curarse, tres años después y tras un proceso creativo que ella misma define como «limpiar lo que vomité», darían vida a su primer libro, «No te acabes nunca» (Espasa es Poesía), un poemario que recopila el sufrimiento que causa la muerte.

«¿Y dónde meto el amor/ que no te puedo dar?», se pregunta en «Dilema», uno de los poemas de este libro que empieza arañando al corazón y se despide repartiendo tiritas. «Como los tulipanes, la vida sigue creciendo después de ser cortada», acaba.

Como sucede con las mejores canciones de amor, que hablan de romances tristes en vez de historias con final feliz, ¡cuánta belleza hay en estos versos que ilustra de nuevo Paula Bonet! De hecho, el embrión del libro fue una exposición donde las dos volvían a unir su talento para hablar del duelo y dolor. Nadie mejor que ella para presentar el libro de María. En un emotivo acto, que tuvo lugar esta semana en La Casa del Libro, Bonet sentenció que «a través del arte, María se salva y nos salva». «¡A cuánta gente ayudará esta lectura!», comentaba la gente en la cola en la cola para hacerse con un ejemplar. Nos salva el arte y el humor. Que levante la mano quién no ha reído en una habitación de hospital y quién no sonríe con el primer poema del último capítulo «Un respeto/ Hoy cumplo/ la edad que tú tenías./ A partir de ahora/ seré la mayor./»

Algo así sólo se puede escribir cuando las heridas del corazón empiezan a cicatrizar.