Política
Puig zanja la crisis de los Mossos en la huelga con el relevo de un comisario
Admite, tras poner su cargo a diposición del president, que lanzaron proyectiles
El polémico dispositivo policial de la huelga general del 14–N está pasando factura a la Generalitat. El titular de la conselleria de Interior, Felip Puig, negó en el Parlament el pasado día 3 que los Mossos disparasen pelotas de goma, pero una mujer de 42 años, Ester Quintana, denunció que un proyectil le provocó la pérdida de un ojo y presentó una querella.
Ayer y después de que un vídeo negara la versión del conseller, Puig volvió al Parlament y admitió que los Mossos dispararon 62 proyectiles de precisión ese día, siete de ellos en la zona de plaza Cataluña y paseo de Gràcia, donde Quintana denunció ser alcanzada por un disparo de la Policía Autonómica.
Ratificación temporal
Antes de su comparecencia, el conseller puso su cargo a disposición del presidente de la Generalitat, Artur Mas, que le ratificó al menos hasta la formación del nuevo Govern.
La víctima por esta crisis fue el jefe del área de antidisturbios de los Mossos, Sergi Pla, que oficialmente «dimitió». La oposición, a excepción de ERC, pidió que fuera el conseller quien dejara su cargo por esta crisis, pero Puig reafirmó su tesis de que Quintana no fue herida por los Mossos y que en su anterior comparecencia no dio más información porque no la tenía. Explicó que Pla fue relevado de su cargo porque no le envió un documento sobre la actuación de los antidisturbios el 14–N, que incluía imágenes e información sobre el disparo de los proyectiles. Además aseguró que, en su comparecencia del 3 de diciembre, no pudo informar sobre estos disparos porque carecía del citado informe.
En su comparecencia, Puig indicó que a las 20.52 horas, momento en el que Quintana fue herida en el cruce entre paseo de Gràcia y la calle Casp, la Policía Autonómica no disparó ningún proyectil de precisión. No obstante, admitió que en la zona de plaza Cataluña con paseo de Gràcia sí que se lanzaron siete de estos proyectiles, pese a que el 3 de diciembre aseguró que sólo se había disparado una salva. El conseller insistió en que «no hay voluntad de ocultar información», y aseguró compartir el «disgusto y la tristeza por el drama humano» de Quintana.
La oposición puso en duda que si Puig ya no dijo la verdad en el Parlament el pasado día 3, lo mismo podía ocurrir ayer en la comisión a puerta cerrada. Sólo ERC, futuro socio de Mas, se desmarcó de las peticiones de dimisión del titular de Interior.
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