El desafío independentista
Puigdemont llama a la movilización en la Diada ante el temor a un fracaso
El 11-S supondrá el pistoletazo de salida al «otoño caliente» promovido por el ex president y Torra.
El 11-S supondrá el pistoletazo de salida al «otoño caliente» promovido por el ex president y Torra.
Nuevo grito desesperado del independentismo para alentar una movilización masiva en la Diada del próximo martes. La cifra de inscritos, por ahora, no invita a la alegría y por ello, en los últimos días, los principales líderes del separatismo están intentando aprovechar cualquier altavoz para llamar a la participación. Los últimos en hacerlo han sido los miembros del antiguo Govern, cesado por el 155, que ayer dirigieron una carta a las bases reclamando «su solidaridad y movilización» para conseguir una nueva demostración de fuerza en la manifestación del 11-S. Esta misiva se unió a las peticiones que ya verbalizó el martes el presidente de la Generalitat, Quim Torra, en su conferencia en el Teatre Nacional de Catalunya, y el propio Carles Puigdemont en una rueda de prensa el miércoles.
El temor se ha instalado en los dirigentes del independentismo. La cifra de inscritos apenas supera los 200.000, unos guarismos que se quedan muy cortos con respecto a la participación en las anteriores ediciones, cuando rondaban los 400.000. Estos números, en todo caso, tampoco han cogido por sorpresa a las entidades organizadoras: principalmente a la Asamblea Nacional Catalana, que apuesta por la vía dura para materializar la República y que durante la presentación de la movilización ya dejó entrever estas sospechas cuando reclamó a los ciudadanos que acudieran que también aprovecharan para apretar a los dirigentes políticos para poner en marcha la independencia. La otra entidad impulsora de la movilización, Òmnium Cultural, en cambio, guarda un perfil más discreto ya que es más afín a la estrategia de mirada larga de ERC y ensanchar el apoyo a la independencia.
En la carta, sellada por todos los consellers de aquel Govern –excepto Santi Vila– y Puigdemont, se hace una apelación a reforzar los valores de la República y a demostrar que, «a pesar de las dificultades, del dolor y de las incertidumbres, nada nos puede robar ni la esperanza ni el coraje» hacia la «libertad». En este sentido, suscriben que el punto de partida es el referéndum ilegal del 1 de octubre, cuando Cataluña se adentró «en una nueva era» y reconocen que «el camino emprendido será largo», si bien, apelan a «la no-violencia» ante el temor a que se puedan reproducir escenas de tensión y violencia como las que han ido brotando durante las últimas semanas a raíz de los lazos amarillos.
Lo cierto es que la Diada, además de haberse convertido en una fecha señalada en rojo por el independentismo para reivindicar su causa, este año también tendrá un papel protagonista para catapultar el «otoño caliente» o «movilización permanente», la estrategia promovida por el entorno de Puigdemont con el objetivo de crear una «ventana de oportunidad» para materializar la secesión y presionar al Estado hasta el juicio a los líderes del «procés». Y es que tras el 11-S, el independentismo, como desgranó Torra el martes, tiene previsto impulsar un ciclo de movilizaciones para conmemorar las efemérides del «procés»: el 1-O, el 3-O y el 27-O. Como colofón, el juicio a los líderes del «procés».
✕
Accede a tu cuenta para comentar