Fotografía
«Quisimos hacer un viaje por esa Barcelona que vibra, que se mueve»
Ana Basanta / periodista
BARCELONA- Inquietas y curiosas, pero a la vez, capaces de parar, sentarse y escuchar a la persona que tienen delante. Ana Basanta y Silvia Torralba, ambas periodistas, decidieron sumergirse en esa Barcelona aparentemente invisible pero cuya labor diaria hace de la ciudad un lugar mejor. Basanta explica ese viaje, que duró dos años y que plasma junto a Torralba en «Inconformistes».
– ¿Qué les llevó a poner en marcha este proyecto?
– El convencimiento de que estamos rodeados de entidades y personas a menudo desconocidas que hacen un trabajo indispensable para mejorar el entorno, ya sea una cooperativa, un médico que atiende en la calle a personas sin techo o una asociación de vecinos con logros históricos.
– ¿Por qué hacerlo a dos manos?
– Porque coincidimos desde el principio en los objetivos y porque pensamos que la suma de puntos de vista o sensibilidades enriquecía la forma de explicar las historias. Nos conocemos desde hace años, y la coordinación ha surgido de forma natural.
– ¿Qué les lleva plantearse escribir el libro en formato crónica?
– Somos periodistas, es nuestra manera de conectarnos con el mundo, profesionalmente hablando. Intentamos hacer un viaje por esa Barcelona de base que vibra, que se mueve, que tiene iniciativas, que triunfa, que fracasa, que aprende, que debate y que no se queda en la teoría.
– ¿Cómo definiría esa red social?
– Es muy variada, en función de las temáticas, ya sean finanzas éticas, movimientos por la paz, salud, consumo, vivienda, etc. En el fichero de entidades ciudadanas del Ayuntamiento de Barcelona hay registradas más de 5.000 organizaciones que se reparten entre una veintena de temáticas. Si hubiera que hablar de coincidencias, destacaría el empuje en tiempos de crisis, la dificultad para hacer escuchar sus propuestas y la firmeza a la hora de trabajar. Al menos así son los protagonistas de «Inconformistes».
– ¿Las necesidades en plena crisis son las mismas, a grandes rasgos, que las que había antes de 2007?
– El contexto es algo diferente en el sentido de que la crisis se ha agudizado y, además, a nivel social el 15-M fue importantísimo, pero en el libro hablamos también de movimientos de hace décadas, de personas que ya exigían sus derechos en época franquista. En los últimos años han aumentado, por ejemplo, los desahucios y la desnutrición infantil, y eso es imposible de silenciar.
– ¿Cuáles cree que son los principales obstáculos que hacen aún tan necesaria esta red?
– La falta de participación en las instituciones. Esa red social puede figurar en forma de órganos de consulta, pero casi no se cuenta con ella a la hora de tomar decisiones. Son expertos en temas de los que hace años que conocen, tienen ideas y algo muy importante, saben qué falla porque tienen experiencia.
– ¿Qué es lo que más le ha sorprendido mientras investigaba?
– A nivel individual, pensaba que conocía Barcelona y no he dejado de sorprenderme, y periodísticamente ha sido una lección magistral llena de titulares, desde cómo seleccionar a personas y colectivos, hasta cómo crear esa atmósfera de confianza y credibilidad en las entrevistas.
– ¿Qué ha aprendido?
– Que vale la pena continuar y que, en medio de la incomprensión general, hay una minoría selecta dentro de la cotidianidad.
– ¿Considera que los barceloneses se implican en conocer y ayudar a sus vecinos?
– Sí. Pero también hay mucho enganchado al sofá de casa, pero los implicados tienen fuerza.
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