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Rajoy tiene ya redactado el recurso ante el TC que paralizará la consulta

Lo presentará ante el Constitucional al día siguiente de que Mas convoque el referéndum

Mariano Rajoy presidió ayer el primer Comité Ejecutivo Nacional del curso
Mariano Rajoy presidió ayer el primer Comité Ejecutivo Nacional del cursolarazon

El Gobierno ha estrenado el nuevo curso político con un discurso muy duro frente al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y frente al desafío soberanista que éste lidera. Lo exhibió el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en el Congreso en su comparecencia para hablar del «caso Pujol», y continuaron en esa línea destacados miembros de la cúpula popular en la convención que el PP ha celebrado este pasado fin de semana en Cataluña. Mientras, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha quedado intencionadamente al margen del rifirrafe dialéctico más tenso, aunque ayer dejó un mensaje tranquilizador a su Ejecutiva: su Gobierno tiene todo preparado para evitar la consulta independentista.

Es el tiempo de la política y de los mensajes contundentes desde una y otra parte, pero el discurso de Rajoy se apoya en la existencia de un plan de acción legal y política que ya está completamente diseñado y en el que lleva trabajando desde hace meses. Moncloa y otros ministerios como, por ejemplo, Exteriores, ya que la respuesta que reciba en su momento la huida hacia adelante del presidente de la Generalitat con la convocatoria de la consulta tendrá también su prolongación exterior y en las principales cancillerías. El ministro José Manuel García-Margallo no se ha quedado quieto, ni se quedará, si Mas ejecuta la convocatoria del referéndum sobre la independencia catalana.

Fuentes solventes confirmaron a LA RAZÓN que el recurso ante el TC contra la convocatoria de la consulta ya está redactado, aunque cuando se publique la nueva ley de consultas, que ultima el Parlamento de Cataluña, lo ajustarán y actualizarán. Además, Rajoy también dispone en su mesa de un completo paquete de «estudios» sobre los instrumentos del Estado y la respuesta legal que dar en el caso de que Mas se atreviese a no acatar la suspensión inmediata de la consulta por parte del Constitucional. La decisión del Gobierno es impugnarla justo al día siguiente de que el líder de CiU la convoque, una vez que se publique en el Boletín de la Generalitat.

El paquete legal y político con el que se ha «armado» Rajoy abarca también, por ejemplo, los recursos contra cada decisión que adopte Mas y que vaya encaminada a dar forma a esa consulta. El Gobierno tiene la vista puesta en Escocia. «Ahora lo peor está en Escocia y no aquí. Si aquello sale, esto se pondrá muy mal. Y llegan señales de que puede salir», advierte un alto cargo del Ejecutivo. De momento, en Moncloa se han anticipado al problema, lo tienen analizado en todas sus posibles vertientes y disponen de respuestas para cada escenario. Siguen confiando en que el presidente de la Generalitat no se atreva a situarse fuera de la ley una vez que el Constitucional se pronuncie y suspenda la consulta, y que la «batalla» continúe en el terreno político y electoral. Pero de no ser así, Rajoy está dispuesto a utilizar todos los mecanismos legales a su alcance, «y también los constitucionales». Desde el Gobierno no se anticipan movimientos, pero no se descarta nada, tampoco el artículo 155 de la Carta Magna ante una situación extrema.

Si Mas decide desobedecer al Tribunal Constitucional, el Alto Tribunal sería ya un instrumento «inútil» y el Gobierno se vería obligado a pararlo por la fuerza con un plan de contingencia para el caso de desobediencia que ya ha estudiado y que incluye ese artículo 155 de la Constitución Española y el recurso de las Fuerzas de Seguridad. Tomar el control, por ejemplo, de Hacienda y de los pagos. Hipótesis que se barajan, pero que no son en ningún caso la principal línea de trabajo del Gobierno. Mas podría intentar hacer una votación por las bravas: en elecciones autonómicas son las comunidades las que organizan los colegios, las mesas, las papeletas, los interventores..., así que sabe cómo hacerlo. Escocia y el «caso Pujol» han convertido el tablero catalán en un «polvorín», pero el Ejecutivo sigue confiando en que Mas acate el dictamen del Constitucional.