Se buscan bailarines de 0 a 5 años

No existe persona que no sepa bailar, sólo hombres y mujeres que empezaron a intentarlo demasiado tarde. La mejor manera de empezar es llevar a los más pequeños de la casa al Festival Internacional El Més Petit de Tots, que en su novena edición presenta una decena de compañías, de Inglaterra a Dinamarca, pasando por el País Vasco, Cataluña o Andalucía. Todos los montajes están reservados a niños entre 0 y 5 años y los invitan a participar y desarrollar ese gusto por moverse y decir con ellos millones de cosas. Porque estos niños ya no gritarán para llamar la atención, darán un brinco, un cabriolé y levantarán los brazos con elegancia.

El festival, nacido en Sabadell, involucra a ocho teatros, desde el Mercat de les Flors, que también se traslada a cinco guarderías de la ciudad, al Teatre-Auditori de Sant Cugat, el Teatre Principal de Olot o el Teatro Municipal de Benicàssim. «Más que espectáculos son experiencias que buscan la participación de los pequeños. Ofrecemos la posibilidad, muy difícil de ver hoy día, de ver lo que hacen en el extranjero para motivar a los más pequeños. Por eso limitamos la edad a los 5 años, para que ellos sean las estrellas y no se vean coartados por niños más mayores», comenta Eulàlia Ribera, directora artística del festival.

La inauguración será este sábado en el Teatre Principal de Sabadell, que de 11.00 a 14.00 horas se convertirá en una discoteca para los niños pequeños, con la participación del «DJ» Gugugaga. Entre los espectáculos destacados está «The light garden», de la británica Rachel Davies, una instalación audiovisual que invita a los pequeños a moverse y jugar por un escenario lleno de luz y color. Por su parte, los belgas Théâtre de la La Guimbarde presentarán un espectáculo sobre que une las composiciones de Bach con juegos en la arena.

La producción propia del festival es «Latung La La diu que el pes petit és el pes més gran de tots», del artista David Ymbernon, una obra poética y parateatral basada en dos colores, el naranja y el blanco. «En las pruebas que hemos hecho, los niños se quedan embobados», afirma Ribera.