Literatura

Crítica de cine

Una historia victoriana a todo color

Ediciones B publica «El taller de muñecas», de Elizabeth MacNeal, novela que. ha sorprendido con un relato sobre la obsesión en los tiempos de la Exposición Universal del Londres de 1850

El Parlamento y el Big Ben cerca de 1850, escenario de la novela de Elizabeth MacNeal
El Parlamento y el Big Ben cerca de 1850, escenario de la novela de Elizabeth MacNeallarazon

Ediciones B publica «El taller de muñecas», de Elizabeth MacNeal, novela que

ha sorprendido con un relato sobre la obsesión en la Exposición Universal del Londres de 1850

¿Por qué nos fascina aquel Londres victoriano del siglo XIX? ¿Por qué resuena en nuestra imaginación como si fuese un grito de socorro de nuestros antepasados? ¿Acaso pensamos que poco a nada ha cambiado de aquella sociedad a la nuestra? Porque por un lado era el culmen de la educación, la elegancia y las buenas maneras, pero por el otro estaba la represión, la podredumbre y la desesperación. Era la era de las desigualdades por excelencia, pero no sólo en la sociedad, sino también en el individuo. No en vano de allí nació el mito stevensoniano de Dr. Jeckyll y Mister Hyde. Todos eran la dualidad de este personaje, incluso la sociedad en pleno. ¿Acaso no estamos volviendo a esta esquizofrenia nefasta en este inicio del siglo XXI?

La última que ha dado una vuelta de tuerca a este espacio mítico en que se ha convertido el Londres victoriano es Elizabet MacNeal. La joven escritora ha sorprendido a propios y extraños con una primera novela que no sólo recupera los escenarios victorianos prototípicos, sino que les ha insuflado una nueva vida, una nueva visión. Es como si todas las novelas anteriores hubiesen sido escritas en blanco y negro y ella lo haya hecho en color. «Desde pequeña siempre adoré estas novelas, que devoraba en mi cama sin remisión. Mi favorita era “La feria de las vanidades», de William Makepeace Thackeray. Me encantaba, pero se notaba que estaba escrita por un hombre porque la ambición de Becky, la protagonista, y su escalada era vista de forma negativa. He querido dar un valor positivo a esta ambición», comenta Macneal.

Bajo esta premisa nació «El taller de muñecas», (Ediciones B), una apasionante historia sobre obsesiones y cómo llevadas hasta el extremo pueden acabar por destruirlo todo. Situada en la Gran Exposición Universal de Londres en 1850, la novela nos presenta a Iris, una mujer que trabaja junto a su hermana como aprendiz en un famoso taller de muñecas. Su gran sueño es ser artista y aprovechará sus trabajos como modelo para intentar aprender. Su relación con un pintor, Louis Froisot, será el camino de abrir una nueva vida, pero la aparición de un misterioso hombre, un taxidermista obsesionado por encerrar la vida, con atraparla, dará un giro radical a esta historia. Su obsesión por Iris será el comienzo de un tiempo de grandes transformaciones. «Me identifico mucho con ella, con su ansia de prosperar, con sus sueños y deseos de creación, de vivir de su pintura. Lo mismo me pasaba a mí con la escritura. Aunque no quería hacer una heroína perfecta, sino que quería mostrar todas sus contradicciones. No en vano la era victoriana despertaba más que ninguna otra la dualidad de toda persona», señala MacNeal.

Porque ella se niega a decir aquello de «Madame Bovary c’est moi» de Flauberty también se reconoce en Silas, el taxidermista. «Me reconozco tan obsesiva como Silas, aunque mi trabajo como escritora es llevar todas las emociones hasta el extremo. De momento creo que no he acosado a nadie, aunque sí me he enamorado fuertemente alguna que otra vez», afirma divertida.

La joven escritora todavía no se cree el éxito que ha cosechado, traducida a más de 20 lenguas y convertida en un auténtico «best seller» en los mercados anglosajones. «Me habían rechazado dos novelas y volqué todos mis intereses en ésta porque me había dicho que si no se publicaba, dejaría de escribir. Cuando me llamaron para decirme que finalmente estaría en las librerías, no me lo podía creer. Y no estaba feliz porque por fin pudiese publicar, sino porque eso significaba que podía seguir escribiendo», asegura MacNeal.

Una tradición moderna

Este «El taller de muñecas» se une así a un exquisito grupo de novelas victorianas modernas que podría liderar «Posesión», de A. S. Byatt. También habrían que añadir otros títulos como «Peter & Lucinda», de Peter Carey; cualquiera de Sarah Walters, «Pétalo carmesí, flor blanca», de Michel Faber o «Alias Grace» de la ahora omnipresente Margaret Atwood. «Mi escritora favorita siempre ha sido George Elliot. Es el espejo donde he intentado mirarme», señala la escritora. Quien le guste las tramas dickensianas con personajes memorables, tiene aquí su novela.