Hostelería

Una isla con aire vasco y un entorno cálido y acogedor

El Santa Clara apuesta por una cocina honesta basada en las brasas y cuenta con un jardín que le confiere un carácter único

Una isla con aire vasco y un entorno cálido y acogedor
Una isla con aire vasco y un entorno cálido y acogedorlarazon

Frente al donostiarra monte Igueldo se encuentra la isla de Santa Clara, donde los fines de semana veraniegos los vecinos van a pasar el día y suelen hacer picnic. Por ello, los propietarios del reconocido restaurante vasco Igueldo, Ana López de Lamadrid y Gonzalo Galbete, eligieron este nombre para el nuevo restablecimiento, propiedad de la familia Trenor, que regentan desde el pasado uno de noviembre en el barrio barcelonés de Pedralbes.

«El Santa Clara es un restaurante con un gran jardín, un sitio veraniego, que sigue la misma línea del Igueldo pero con una oferta gastronómica adaptada al gran valor añadido que supone tener una jardín tan espectacular», señala Ana López de Lamadrid. En este sentido, el restaurante, que ocupa el espacio en el que en su día se encontraba el Neichel, desarrolla un tipo de cocina basada en la brasa y adaptada a su entorno, donde los protagonistas son los arroces, «que se cuecen dentro de brasas, y la comida de jardín», explica López de Lamadrid.

«Se trata de una braserie, de carácter más bien informal y a buen precio», asegura la propietaria del Igueldo, quien destaca que al margen del menú de mediodía por 24 euros, el comensal dispone de una completa carta, con los tártares y los arroces como protagonistas, en la que se ofrece la posibilidad de disfrutar de todos los platos en forma de ración o media ración. Además, fuera del horario de comidas, el restaurante Santa Clara dispone también de una carta de platillos para comer entre horas, que cuenta con albóndigas, croquetas, ensaladas, latas de calidad, bikinis...

Pero al margen de su oferta gastronómica, que se aleja de la que en su día desarrolló su predecesor Neichel, el gran valor de este restaurante es su gran jardín, que durante los meses de buen tiempo se convierte en el espacio más solicitado y durante la temporada de frío contribuye a dar al restaurante un aire fresco, abierto y acogedor. «Este espacio está decorado como si fuera un chill-out, un lunch con sofás, mucho césped y vegetación y mesas de mármol», señala López de Lamadrid, quien además recuerda que el establecimiento cuenta con un porche con capacidad para 80 comensales y calefacción interior, el cual está orientado al jardín y permanece abierto todo el año. Asimismo, el Santa Clara dispone de un reservado para 16 personas, el cual además cuenta con saloncito propio, y un punto de venta de la prestigiosa panadería Baluard, al que cualquier cliente puede acceder para realizar su compra y del que el restaurante adquiere el pan con el que trabaja y que sirve al comensal.

En cuanto a lo que se refiere a la decoración interior, obra del reconocido diseñador Jaime Beriestain, se ha optado por un ambiente cálido, donde todo el espacio está forrado de madera, lo que además garantiza una buena sonoridad, hay muchas velas y se ha apostado por sillones tapizados en lino blanco.

A modo de conclusión y como señala Ana López de Lamadrid. el Santa Clara «ofrece una cocina honesta, en un ambiente cálido y a buen precio».