Agricultura

2.400 mujeres abandonan cada año su trabajo en la agricultura

En términos porcentuales, supone un 43 por ciento de las salidas del campo

La Razón
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El abandono de los campos tiene una vertiente a la que se le suele prestar poca atención, y es la femenina. En la última década, un total de 24.000 mujeres han dejado su trabajo en la agricultura, a pesar de la creciente profesionalización de este colectivo en las explotaciones agrarias y ganaderas. Esta cifra supone que 2.400 mujeres al año han dejado su trabajo en este sector y representa un 43 por ciento de las salidas del campo que se han producido en este periodo.

Estos datos se desprenden de un estudio realizado por el Área de la Mujer de La Unió de Llauradors, comparando los censos agrarios de 1999 con el de 2009.

Más escandalosa aún es la cifra del descenso en la franja comprendida entre las mujeres titulares de menos de 25 años, con un descenso del 89 por ciento; del 81 por ciento en la de 25 a 34 años, del 62 por ciento en la de 35 a 44 años o del 44 por ciento en la de 45 a 54 años. De 65 años en adelante se ha reducido únicamente un 31 por ciento, lo que refleja la resistencia de las mujeres más mayores -igual que les sucede a los hombres- en seguir estando activas a pesar de haber superado la edad de jubilación.

Esta circunstancia se debe fundamentalmente a la percepción de unas pensiones inferiores a las del Régimen General, puesto que la pensión de complemento a mínimos es de únicamente 587 euros por paga. Otra de las razones de esta resistencia al abandono es la falta de un relevo generacional digno y viable.

Desde el Área de la Mujer de La Unió se reclamaron medidas efectivas por parte de las Administraciones Públicas para invertir esta situación y visibilizar el trabajo de las mujeres agricultoras y ganaderas en sus explotaciones y en todo lo que compete a su labor en las zonas rurales.

Esta organización advirtió de que el sector agrario tiene grandes retos por delante como son la reforma de la Política Agraria Común (PAC), la competencia de los mercados, las adversidades climatológicas, el retraso en el cobro de las ayudas o el acceso a la formación continua, ante una «apatía política que continuamente desoye las necesidades sectoriales y el mundo rural».

Ante todo este contexto de dificultades, la falta de mujeres jóvenes en el sector se traduce también en su escasa participación en las estructuras sociales agrarias, ya sean organizaciones agrarias, cooperativas o bien asociaciones. Según afirma este departamento de La Unió, las razones socioculturales no han cambiado a lo largo de los años.

Existe un umbral de corresponsabilidad en la vida cotidiana que no se ha superado. Las mujeres conservan un rol que va ligado a la gestión y coordinación de todas las necesidades familiares, mientras que los hombres se vinculan a los asuntos políticos y sindicales.