Historia
Cambiar el enfoque
Hace un par de meses me encontré con mi amigo Antonio, el frutero. «Tengo un problema y no sé qué hacer» me confesó. «Las ventas están bajando, han abierto una frutería más en el barrio y estoy perdiendo clientas y lo que he usado hasta ahora para atraerlas parece que ya no funciona». Tras un momento de reflexión le pregunté qué ofrecía él que no pudiese dar su competencia, es decir, cuál era su ventaja competitiva. Ahí estaba el problema de Antonio, era una frutería más.
«Cambia el enfoque», le recomendé, «trata de buscar una solución alternativa y creativa. Algo que a nadie se le haya ocurrido, que sea innovador y atrevido».
Antonio, empezó a comprar fruta más exótica, a ampliar su mercado pensando en qué verduras solían comprar más los inmigrantes para poder ofrecérsela y, en definitiva, cambiar su visión de su propio negocio, tratando de diferenciarse de su competencia.
Es bueno reflexionar, de vez en cuando, sobre nuestro estado actual, analizar qué oportunidades y amenazas nos rodean y tratar de aprovecharnos de ellas. Para ello es necesario cambiar nuestro enfoque, el modo en que vemos las cosas.
Una frutería de barrio que lleva vendiendo los mismos productos durante más de veinte años, puede cambiar esa idea arraigada de qué es lo que funciona y no funciona y tratar de innovar y una persona que crea que «no sirve», puede ser capaz de lograr sus objetivos si enfoca el problema de una manera menos limitante.
Ayer volví a ver nuevamente a mi amigo Antonio y lo vi, por fin, satisfecho con su nuevo enfoque.
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