Salud
¿Cómo sobrevivir al cólico del lactante?
Es una afección benigna que se resuelve con el tiempo, aunque hay pequeñas medidas que se pueden poner en práctica
El cólico del lactante es un problema benigno y limitado en el tiempo, que se convierte en uno de los principales motivos de consulta en Atención Primaria. Los padres angustiados acuden buscando solución a esos periodos inconsolables y recurrentes de irritabilidad y llanto del bebe.
El llanto es la forma que tiene el bebé de comunicarnos que necesita algo: comer, cambiarle el pañal, arroparlo, cogerlo en brazos y abrazarlo, etcétera. En definitiva, es normal que los lactantes más pequeños se pasen llorando cortos periodos de tiempo durante el día, pero, nada tiene que ver con el llanto producido por el denominado cólico del lactante.
Clínicamente es un trastorno gastrointestinal funcional que se produce en bebés sin ningún problema aparente de salud, bien alimentados, con ganancia ponderal adecuada y con deposiciones normales. No aparece antes de la segunda o tercera semana de vida y normalmente va a ir remitiendo poco a poco hasta desaparecer por completo alrededor de las 12 -16 semanas de vida. Su aparición es repentina, es decir, de inicio brusco causando episodios súbitos de llanto intenso e inconsolable, con una duración mayor de tres horas al día, casi siempre sobre la misma hora, frecuentemente a última hora de la tarde. No se suele producir todos los días, pero sí como mínimo más de tres días por semana durante por lo menos tres.
Si bien su causa es desconocida, algunas teorías sugieren la combinación de diversos factores físicos y emocionales. A nivel físico nos encontramos con una inmadurez gastrointestinal, donde algunas teorías sugieren que son causados por tomar cantidades excesivas de alimento y un aumento de la deglución de aire, junto con un avance rápido del alimento por su sistema digestivo. Se trata de una situación nada complicada de resolver si el lactante es alimentado al pecho materno, ya que en este caso, va a ser el lactante quien controla la velocidad del flujo de la leche. Además la leche que ingiere fluye del pecho a una velocidad más o menos lenta. Por el contrario, a través de un biberón la leche saldrá con mayor rapidez que del pecho. Por ello, deberíamos utilizarlo de modo que el bebé consiguiera el alimento de forma lo más semejante posible a como lo hace del pecho. Para ello, podemos emplear el método «Kassing», con esta técnica lograremos controlar el flujo de leche, haciendo que sea más lento, evitando a su vez sobrealimentar al bebé y en consecuencia que el tránsito de la leche por su sistema digestivo no avance de forma tan rápida, disminuyendo el riesgo de cólicos.
Otra posible causa que se le imputa al cólico del lactante, es la alergia a las proteínas de la leche de vaca. La evidencia actual en cuanto a la efectividad de modificar la dieta materna o el empleo de una fórmula hidrolizada para el tratamiento del cólico en un lactante que no presenta otro tipo de síntomas, está altamente cuestionada. Los datos disponibles en la actualidad sugieren que el número de casos reales de cólicos inducidos por alergia a las proteínas, son realmente inferiores a los estimados por los médicos. Es decir, se está sobrediagnosticando, ya que tan solo una minoría de lactantes sufren realmente esta alergia. Es más plausible que sea por una sensibilidad intestinal, que los hace más susceptibles a padecer cólicos. Así, parece ilógico someter de forma indiscriminada a toda madre que amamanta a una dieta exenta de proteínas porque el lactante presente cólicos, que seguramente mejorarán de forma espontánea alrededor de las seis semanas de vida. Son más recomendables otro tipo de medidas para paliar las molestias, antes de aventurarnos a emplear estrategias que no tienen evidencia demostrada. Debemos tranquilizar a los padres informándoles de que el cólico infantil es una afección benigna que de forma natural se resuelve con el tiempo. Indicándoles la importancia de mantenerse tranquilos. Todo llanto en el bebé estresa y angustia a los padres, ansiedad percibida por el lactante y se crea un círculo vicioso. El estrés de los padres aumenta el llanto en el lactante, incrementando a su vez la inseguridad en los padres en cómo actuar. No hay ningún tratamiento de eficacia demostrada para remitir los cólicos, pero si hay medidas que nos pueden ayudar, entre estas, el contacto físico. Diversos estudios han demostrado que en culturas en donde la práctica habitual es llevar al lactante sujetos al cuerpo de forma continúa, los bebés no tienen cólicos, por lo que es altamente recomendable dar paseos con el bebé sujeto al cuerpo. Otra medida para ayudar al bebé a llegar más relajado al final de la tarde, es darle un baño y realizarle un masaje, o bien, reducir al máximo la estimulación a última hora de la tarde, empleando música suave o «ruido blanco» que tranquilizará al bebé los episodios de llanto. Se debe procurar su confort, no abrigándolo en exceso, utilizando ropa cómoda. Todas esta medidas junto una dosis alta de paciencia, harán que los padres lo sobrelleven de forma más tranquila hasta que los cólicos desaparezcan de la misma forma que aparecieron, sin tener la necesidad de tomar medidas innecesarias.
Pueden enviar sus preguntas a
consultalactancia@larazon.es
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