Sanidad

Cuando un kilo no era suficiente

Los resultados son optimistas, pero la asignatura pendiente es mejorar la calidad de vida de los bebés que sobreviven
Los resultados son optimistas, pero la asignatura pendiente es mejorar la calidad de vida de los bebés que sobrevivenlarazon

El descenso de la mortalidad neonatal ha experimentado un descenso muy significativo, pues si en los años ochenta apenas sobrevivían el diez por ciento de los bebés con menos de un kilo de peso, actualmente ese porcentaje supera el ochenta por ciento por ciento. Los avances en la ciencia, mejores tratamientos y equipos y personal cada vez más especializado han contribuido a esa disminución y aunque el objetivo es mantener esa tendencia a la baja, nunca se llegará al valor cero, según explica el doctor Francisco Morcillo, uno de los autores del estudio «Evolución y análisis de los nacimientos y de la mortalidad neonatal en el Hospital La Fe de Valencia (1971-2009)».

Sus cuarenta años en el Servicio de Neonatología de este centro le permitir asegurar que las causas de la prematuridad van desde el estrés, hasta el consumo de tabaco, pasando por ciertas patologías maternas -como cardiopatías o enfermedades renales- e incluso factores culturales que llevan a la gestante a no seguir las recomendaciones médicas. Asimismo, el retraso a la hora de tener los hijos ha sido otro de los elementos que han contribuido al aumento de los bebés prematuros o con bajo peso.

«Porque la edad de la mujer está muy relacionada con la prematuridad». Por debajo de 18 años es de un doce por ciento; de los 19 a los 35, entre el siete y el ocho por ciento; de los 35 a los 40, entre el nueve y el diez por ciento, y por encima de los cuarenta años, en más del 15 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística. «El aparato reproductor femenino está pensado para concebir en la década de los veinte años y al principio de los treinta».

También, según explica, las técnicas de reproducción asistida se han demostrado como una variable a considerar, «porque en la mayoría de los casos dan lugar a gestaciones múltiples y en estos, la prematuridad ronda el cincuenta por ciento de los nacimientos. Afortunadamente en la actualidad ya no se ven tantos embarazos de trillizos o cuatrillizos, pues los protocolos médicos están mejor regulados».

Otra de las asignaturas pendientes es aumentar la calidad de vida de los bebés que logran salir adelante. Al respecto, el especialista, ya retirado, explica que todos los neonatos que pesan al nacer menos de mil gramos pasan por las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales. La mortalidad de este grupo que maneja este Departamento de La Fe, pasó de estar sobre el 800 por mil nacidos vivos en 1980 a el 200-300 por mil en la actualidad. «Pero el objetivo del cuidado neonatal no es solo conseguir disminuir la mortalidad, sino que los que sobrevivan lo hagan en las mejores condiciones posibles, las que les permitan un adecuado desarrollo». En este sentido, en este grupo de niños tan inmaduros, solo el 18 por ciento tenían secuelas moderadas o graves al ser evaluados en este hospital a los dos años de vida.

La meta, asegura esperanzado, es seguir disminuyendo la mortalidad neonatal y conseguir que los que sobrevivan lo hagan con la mayor normalidad, y para ello, tanto las Unidades de Seguimiento, como las de Atención Temprana, «son imprescindibles, pues si se identifica pronto un problema, es más fácil resolverlo». Con todo, «a medio plazo, podemos aspirar a reducir la cifra de prematuros a un seis por ciento de los nacimientos, pero la mortalidad cero es imposible».

Demasiadas cesáreas en los hospitales privados

Uno de cada cuatro niños que nacen en España lo hacen por cesárea. Una cifra muy por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece en un quince por ciento el máximo recomendable. Es más, existen diferencias significativas entre las mujeres que dan a luz en centros privados y las que lo hacen a través de la red pública, pues mientras que en esta última el porcentaje de cesáreas no alcanza el 22 por ciento, en los hospitales de gestión privada roza el 37 por ciento. Un dato que corrobora Morcillo. «Se hacen muchas más cesáreas de las que cabría esperar. Y además, el porcentaje es mucho más elevado en la privada que en la pública, a pesar de que esta última maneja más gestaciones de riesgo».