Tribunales
Cuesta tendrá un abogado de oficio después de confesar que robó a Emarsa
No puede pagar su asistencia letrada porque «cobró» poco y en especie
Desde ayer mismo, el principal responsable del presunto saqueo de Emarsa, habida cuenta de que era su gerente, Esteban Cuesta, no tiene asistencia letrada ya que no puede seguir pagando a su abogado.
Desde ayer mismo, el principal responsable del presunto saqueo de Emarsa, habida cuenta de que era su gerente, Esteban Cuesta, no tiene asistencia letrada ya que no puede seguir pagando a su abogado. En cualquier caso, la última actuación de su representante legal se puede calificar de estelar dado que comportó la confesión que Cuesta prestó el jueves ante el juez y el fiscal que instruyen la causa.
Una vez la asistencia jurídica ha conseguido meter a su cliente en este embrollo, ahora el nuevo abogado le tocará aquilatar bien todo lo que ha confesado y tratar de demostrar que Cuesta fue, en cierto sentido, una víctima más, una víctima bien remunerada pero que bajo su supervisión, menguada por su falta de preparación, camparon a sus anchas Chanin y Arnal, a los que Cuesta considera verdaderos culpables.
En cualquier caso, la declaración de Cuesta, excepcional para los tiempos que corren, reconoce que tanto él como Chanin y Arnal acordaron llevarse 30.000 euros cada uno al semestre, por lo que reconoce haber percibido unos 120.000 euros «aunque no sé lo que se quedaron aparte para sus empresas».
Más o menos, lo que viene a decir Cuesta en su declaración voluntaria ante el juez, es que él se enteró de poco, y que de lo poco que se enteró quiso cambiar las cosas, pero que le dijeron «de arriba» sobre todo Enrique Crespo, que los cargos eran intocables.
Así, intentó sustituir a su secretaria, Marisol Gálvez, y al director financiero, Enrique Arnal, pero le fue imposible conseguirlo.
Crespo, Sena, Morenilla y Bernacer le explicaron a Cuesta que unas empresas limpiaban los lodos y otras facturaban los sobrecostes.
Reconoció tácitamente que le habían engañado ya que «desde que voy a declarar, estoy más convencido que Chanin y Arnal hicieron maniobras facturando para repartirse el dinero entre ellos. Cuando repasé las facturas de obras por valor de 800.000 euros (...) vi que ninguna tenía ni mi firma ni mi cuño. Yo no percibí nada de esto, simplemente las colaron».
Cuesta admitió que en la planta se acabó sabiendo todos los desmanes de los directivos, por lo que «no hubo más remedio que dar un sobresueldo de 200 a mil euros al mes» a aquellos trabajadores que pudieran tener un conocimiento más cercano de los mismos.
Sobre los consejeros del ente, la declaración no deja de ser vergonzante: «dame el sobre rápido que tengo que irme a Cuba y llego tarde al avión». Y añade que «si yo preguntaba algo, peor, porque nadie me decía nada, salvo que siguiera igual.
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