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Cuidados intensivos para preservar la Catedral

Un sistema innovador instala sensores en el fresco de los ángeles de la Seo para asegurar su conservación

Los datos recogidos por estos sensores se analizan en un programa informático que permite la anticipación en la conservación de los frescos
Los datos recogidos por estos sensores se analizan en un programa informático que permite la anticipación en la conservación de los frescoslarazon

La Catedral de Valencia es una de las joyas patrimoniales de la Comunitat, pero necesita cuidados intensivos para mantener su estado en la mejor forma posible. Y hay que hacerlo con minuciosidad, anticipándose a los diferentes cambios que puedan desarrollarse en muchas de sus instalaciones, grandiosas por su importancia artística, como es el caso del enorme fresco de los ángeles que corona la cúpula de la Seo valenciana.

Por esta razón, desde el año 2006, un sistema innovador de conservación trabaja incesantemente en la institución en lo que se conoce como conservación preventiva, convirtiendo a la Catedral de Valencia en la única gran iglesia de Europa que utiliza este programa. Asimismo, está compuesto por un conjunto de sensores que recogen las 24 horas del día todo tipo de información ambiental y de temperatura que pueda afectar a esta maravilla del Renacimiento español.

Concretamente, se trata de 67 sensores, de seis milímetros de longitud, instalados en las pinturas, los nervios y el muro de esta maravillosa cúpula. La colocación de estos «chips» se ha hecho en las zonas más degradadas de los frescos para evitar alterar su belleza. Así, algunas de las mangas de las túnicas de los ángeles, cuya pintura está mas deteriorada, tiene instalada uno de ellos.

Estos diminutos artilugios son capaces de detectar los cambios de temperatura, de humedad relativa, si se produce un posible encharcamiento o la cantidad de lluvia que cae en ese momento. De esta forma, también se han ubicado en el techo, para prevenir que posibles bolsas de humedad deterioren los frescos.

Así lo explica el coordinador del área de Investigación Aplicada y Gráfica de Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R), Juan Pérez Miralles. Este investigador aseguró a LA RAZÓN que este sistema solo se desarrolla en la Catedral de Valencia y que no perjudica «en absoluto» ningún aspecto de los frescos renacentistas que aparecieron en la restauración de 2003.

Los sensores recogen una media de dos millones de datos mensuales que se guardan en un microprocesador que los va almacenando. Cada mes, los estudiosos recogen los datos en un «pen drive» y los examinan en un programa informático creado solo para este sistema. En él se observan las posibles modificaciones de las pinturas, si han sufridos cambios de temperatura graves o si comienzan a estropearse.

Para la directora del IVC+R, Carmen Pérez, esta tecnología «no frena el deterioro» de la Catedral, pero «nos permite anticiparnos a cualquier desperfecto o modificación tanto de las pinturas como de la estructura».

Pero además, este sistema puede ir un paso más allá. En materia de seguridad, estos sensores se pueden conectar con un teléfono móvil para alertar de posibles robos o actos vandálicos.

Una joya del Renacimiento

El fresco de los Ángeles de la Catedral de Valencia fue realizado por los pintores Francisco Pagano y a Pablo de San Leocadio, a petición del valenciano Don Rodrigo de Borja, futuro Papa Alejandro VI, en el año 1472.

Rodrigo de Borja deseaba que la Seo valenciana adquiriera el resplandor del arte renacentista italiano. No obstante, los maravillosos frescos que coronaban al Catedral solo se pudieron admirar durante 200 años, ya que en el año 1674 el Arzobispo Don Luis Alonso de los Cameros, deseando que luciera más el retablo de plata que adornaba el altar, pensó restaurar toda la capilla. Se encargó de la obra Juan Pérez Castiel. En el año 2003, la restauración de la cúpula sacó a la luz la belleza de los diez ángeles que, desde ese momento, pueden ser admirados por los valencianos y visitantes que acuden a la ciudad.