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El Bioparc de Valencia bautiza a Taren y Dalila, dos hembras de cocodrilo

Por votación popular a través de la web, las dos hembras conocidas como «the ladies» que llegaron procedentes de Dinamarca ya tienen su nombre propio

La Razón
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Por votación popular a través de la web, las dos hembras conocidas como «the ladies» que llegaron procedentes de Dinamarca ya tienen su nombre propio

El nuevo grupo de cocodrilos del Nilo (Crocodylusniloticus), compuesto por dos hembras “the ladies” y un macho, Samson, que llegó procedente de Krokodille zoo en Eskilstrup (Dinamarca) están de celebración ya que desde hoy las hembras ya tienen nombre propio: Taren y Dalila.

Desde su llegada a Valencia el equipo de cuidadores del parque valenciano tomó la decisión de darles un nombre a cada una de las hembras que hasta ese momento carecían de él y que la elección contara con la participación de todas las personas interesadas a través de una votación popular a través de la web del Bioparc. Se propuso una terna de denominaciones relacionadas con el nombre del macho, además de reconocibles y fáciles de recordar para el público. Las tres opciones y correspondiente puntuación fueron, en primer lugar Taren y Dalila con un 56 por ciento, seguido de Dali y Lila que han obtenido un 28 por ciento y, por último, con el 16 por ciento Zora y Manoa.

Desde su llegada se ha podido ver a este grupo en el remodelado espacio destinado a esta especie en la cueva de Kitum del parque en un proceso de aclimatación que todavía está en marcha según lo previsto. La adaptación a su nuevo recinto está siendo favorecida por el clima valenciano, que implica mayor número de horas de sol y temperaturas más cálidas que en el país nórdico donde vivían. Además, como otros espacios multiespecie, en este caso conviven con peces igualmente originarios de su hábitat africano lo que estimula su investigación.

El equipo técnico está trabajando en que tengan el máximo de bienestar y que su alimentación sea correcta, lo cual implica también un proceso, así como experiencia y mucha «paciencia».

Sansón y Dalila fueron los únicos en comer en la primera alimentación que se les sirvió en la zona de arena, así como dentro de la ría de su recinto exterior y posteriormente estuvieron dos semanas sin apetito debido a la climatología y la bajada de temperatura que sufrió la zona de Levante y que les mantuvo más pasivos. Con la llegada de los primeros días de sol fueron los tres los que comieron, primero pescado y luego pollo y sus suplementos vitamínicos.

 

Ahora el paso siguiente es acostumbrarlos a entrar en su cobijo interior para alimentarse y, para ello, se realiza una técnica de refuerzo positivo que, en este caso, asocia el sonido a la comida. Los cuidadores han puesto en marcha un dispositivo mediante el cual mueven unos sonajeros cuando los cocodrilos se acercan al cobijo para que los animales relacionen este ruido con la comida, entiendan que es el momento de alimentarse y entren en el recinto interior.

La existencia de dos zonas responde a una doble necesidad, por un lado, realizar los mantenimientos del recinto exterior desde limpieza de cristales, arena, etc. Y por otra parte, que el cobijo interior garantiza su bienestar al estar acondicionado para permanecer cálido durante los momentos en los que el invierno implica una bajada de temperaturas hasta 0 ó 2 grados sobre todo a finales de enero y febrero.

El agua del recinto permanece caliente, sobre los 25ºC, a una temperatura adecuada a estos reptiles y también cuentan con puntos de calor consistentes en unas mantas térmicas en el suelo y placas que irradian calor por la parte superior, lo cual favorece que los animales estén siempre en perfecto estado.