El Consell multiplica por 20 el gasto en coches oficiales desde 2015

El gran salto se ha producido del año pasado al actual, cuando la cifra se ha multiplicado por dos

El gasto en coches oficiales era una de las principales obsesiones del Botànic cuando llegó al Palau de la Generalitat en 2015. Muy preocupados por aplicar una máxima austeridad en complicados momentos económicos, el Gobierno de Ximo Puig redujo el gasto en vehículos para los altos cargos a la mínima expresión. Según el visor presupuestario de la Generalitat valenciana, en agosto de aquel año -el Botànic llegó al poder en mayo- esta partida era de 23.599,63 euros.

La cifra se redujo aún más el año siguiente, cuando llegó a los 10.000 euros durante los primeros ochos meses del ejercicio. Ambas cantidades se encuentran muy lejos de la del mismo mes de este año: 464.762,53 euros, es decir, veinte veces más.

Un salto sorprendente que seguramente tiene algo que ver con el importante incremento en el número de altos cargos de la Administración valenciana. Cabe recordar que el Botànic II cuenta con un 44 por ciento más de dirigentes que en la pasada legislatura. Concretamente, para los próximos cuatro años el Consell ha nombrado a un total de 115 altos cargos, frente a los 80 de la anterior.

Prueba de que el aumento en el gasto está relacionado con el incremento en el personal de alta dirección es que el verdadero salto en el aumento de esta partida se ha producido en el último año, cuando la cifra se ha doblado, desde los 207.626,91 euros hasta los casi 470.000 de la actualidad.

Hay que recordar que tienen derecho a uso de coche oficial no solo los consellers y el presidente, sino también los secretarios autonómicos, directores generales y asesores -en caso de que lo necesiten. El notable incremento de la plantilla ha obligado a la Conselleria de Hacienda, tal y como publicaba ayer el periódico Las Provincias, a poner coto al uso de los vehículos de la Administración.

Según esta información, la Generalitat ha puesto en marcha el uso de una aplicación informática denominada Parmo en la que las diferentes unidades de la Administración deberán de registrar quién utiliza el vehículo, en qué horario, y para qué.

El uso de los coches oficiales ha sido siempre uno de los asuntos más espinosos en el gasto de la Administración. Durante la pasada legislatura fue conocido el susto del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con su vehículo oficial, que arrastraba más de 200.000 kilómetros, por lo que hubo que comprar uno nuevo. El presidente en este caso se empeñó en adquirir una movolumen de la marca Ford -un coche valenciano- para contar con más espacio y comodidad y poder trabajar durante los trayectos.

Polémica hubo también con el uso que hacía el conseller de Economía Sostenible, el alicantino Rafael Climent, aún en su cargo, del vehículo público, al volver todos los días a su casa, situada en la localidad de Muro d’Alcoi, algo que, como se puede suponer, aumentaba el gasto y el kilometraje.