Incendios

El fuego arrasa la cubierta vegetal y aumenta el peligro de inundaciones

El paisaje del «Surar» y un pequeño grupo de «quejigos», las joyas botánicas perdidas

Vista de una de las viviendas afectadas por el incendio forestal de Llutxent en la zona de la Marxuqera (Gandía). EFE/Natxo Francés
Vista de una de las viviendas afectadas por el incendio forestal de Llutxent en la zona de la Marxuqera (Gandía). EFE/Natxo Francéslarazon

El paisaje del «Surar» y un pequeño grupo de «quejigos», las joyas botánicas perdidas

Las lluvias torrenciales son propias de la Comunitat Valenciana, pero en los municipios afectados por el gran incendio de este verano la «gota fría» suele tener especial fuerza. La cubierta vegetal arrasada por el fuego sirve de contención de avenidas, absorben gran cantidad de agua y reduce el riesgo de inundaciones. Recuperar en tan solo dos meses- estos episodios suelen producirse entre septiembre y octubre- parece una tarea casi imposible, aunque está en el «manual» de qué hacer inmediatamente después del incendio.

El presidente de la Plataforma Forestal Valenciana (PVF), Fernando Pradells, advierte de la importancia de conservar la masa forestal de las montañas litorales, como las que han ardido en el incendio, para reducir las inundaciones. Advierte de que habrá que estar muy alerta si llueve este otoño y aunque admite que hay poco margen de maniobra, sí pueden ponerse en marcha actuaciones forestales de manera urgente, como la elaboración de fajinas (haces de ramas) para reducir este peligro.

«Lo que no debe hacerse es repoblar, esto sí es un error. Hay que ver primero cuál es la evolución natural».

Las joyas perdidas

El «Surar» y un pequeño grupo de robles valencianos (quejigos) son las grandes joyas perdidas en el incendio. Pradells explica que el «Surar» de Llutxent constituía una pequeña zona de gran importancia botánica. Aunque se desconoce su origen, quizás alguien los plantó, representaba el bosque de alcornoques centenarios más meridional de la Comunitat. «Son especies rebrotadoras, siempre que el incendio no hayan sufrido un fuego demasiado potente. Tendremos que esperar a ver cuál fue la intensidad que soportaron».

Destaca también una pequeña colonia de quejigos, que normalmente están en el interior. Además, esta zona montañosa litoral está compuesta por la denominada «maquia» mediterránea, muy rica en biodiversidad y donde crece, por ejemplo, el palmito, la única palmera auténtica europea. El fuego se ha llevado también pinos carrasco, rodeno y encinas.

Desde organizaciones ecologistas como Greenpeace o WWF insistieron ayer en la necesidad de invertir más en prevención aumentando el aprovechamiento y los usos de los montes para evitar incendios que, en determinadas condiciones meteorológicas, son imposibles de apagar.