Tribunales
¿Quién mató a "la viuda de la CAM"?
El jurado considera “no culpable” al único procesado y yerno de la fallecido, Miguel López, en un veredicto que acaba de hacerse público
El jurado considera “no culpable” al único procesado y yerno de la fallecido, Miguel López, en un veredicto que acaba de hacerse público.
Todas las miradas estaban puestas en él. Miguel López era el único acusado por la muerte de la viuda del ex presidente de la Caja Mediterránea (CAM), pero en un nuevo giro inesperado de este mediático crimen, ha sido declarado inocente dejando a la acusación perpleja y un absoluto vacío sobre quién pudo cometer el asesinato de la matriarca. Un jurado popular que enjuiciaba el homicidio de María del Carmen Martínez, viuda del ex presidente de la CAM, Vicente Sala, consideró «no culpable» al único procesado y yerno de la fallecido, Miguel López. La portavoz de las seis mujeres y tres hombres leyeron «in voce» a las 17.26 horas el veredicto en la sala de vistas delante de López, los abogados de las partes, numerosos amigos, los familiares que han ejercido de acusación (su cuñado Vicente Sala Martínez y la esposa de éste) y los periodistas, tras más de 72 horas de deliberaciones secretas y en condiciones de incomunicación.
En ese instante, la mitad de la sala estalló en aplausos y gritos de alegría y López no pudo ocultar su emoción antes de abandonar el edificio judicial en pocos minutos y ser recibido entre aplausos por sus amigos a pie de calle. El veredicto de no culpable contó con seis votos contra tres, el mismo resultado con el que López también quedó exonerado del otro delito por el que se le juzgaba, el de tenencia ilícita de armas.
Crisis de ansiedad
A partir de ahora, la magistrada presidenta del tribunal del jurado, Francisca Bru, tiene un plazo de entre tres y diez días para emitir la sentencia absolutoria de López. El secretario del tribunal tomó la palabra antes de que se desvelara el veredicto para aclarar que una miembro del jurado había sufrido una crisis de ansiedad a las 9.30 horas y que tuvo que ser atendida por una médico forense que constató su «nerviosismo» y que sufría valores altos de frecuencia cardiaca.
Esta mujer explicó que, debido a la «presión psicológica» por la atención de este caso que ha sido seguido al milímetro por los medios de comunicación, se veía «incapacitada para valorar de forma objetiva» los hechos y formar parte del veredicto, por lo que fue sustituida por uno de los dos suplentes, concretamente otra mujer. Preguntado por Efe sobre el veredicto y sus sensaciones en el momento de pisar la calle tras abandonar los juzgados, López contestó con un «nada» mientras caminaba llorando y abrazado por Ricardo Sáiz, que conoce al acusado desde el colegio.
Sáiz, que aseguró hablar como «portavoz de los amigos», sí se paró un minuto con los periodistas para afirmar que López ha sufrido una «presión enorme» y afirmó con rotundidad que, aunque «el tiempo robado no se puede recuperar, los amigos estaremos ahí para ayudar a volver a la normalidad».
Además, tuvo también palabras de agradecimiento por «la ejemplar labor» del tribunal para explicar a las seis mujeres y tres hombres miembros del jurado «cómo debían interpretar los hechos de un procedimiento tan complicado», donde las partes coincidieron en que no había pruebas directas sino indicios. «Miguel no es capaz de hacer daño a una mosca», recalcó Ricardo antes de abandonar atropelladamente a las varias decenas de periodistas que esperaban a la salida, al igual que el abogado de la defensa, Javier Sánchez-Vera, quien se limitó a comentar que estaba «muy contento». Por su parte, el letrado de la acusación particular que ejercía Vicente Martínez Sala (cuñado de López), Francisco Ruiz Marco, dejó el Palacio de Justicia visiblemente contrariado y declinando hacer comentarios. El veredicto llegó después de que a última hora del viernes la magistrada de la Audiencia de Alicante convocara a las partes para informarles de la devolución al jurado del acta del veredicto, tal y como prevén los artículos 63 y 64 de la Ley del Jurado, por no estar suficientemente fundamentado y no haber tenido en cuenta algunas de las pruebas que se han practicado en el juicio oral, explicaron a EP fuentes cercanas al caso.
Así, el jurado popular ha aceptado las tesis de la defensa que, en el juicio, expuso que «no había pruebas directas» de que Miguel López estuviera en el lugar del crimen, el concesionario Novocar, en el momento del asesinato. Asimismo, los 23 indicios presentados por el ministerio fiscal no han sido suficientes para dictar un veredicto de culpabilidad, ya que no se encontraron pruebas de ADN, huellas, restos de pólvora, herramientas para modificar las balas, ni el arma
Este es, por el momento, el desenlace de una truculenta historia familiar que acabó con la muerte de María del Carmen Martínez, que fue asesinada poco antes de las siete de la tarde del 9 de diciembre de 2016 de dos disparos en la cabeza. El asesinato se produjo en el lavadero del concesionario de automóviles de Alicante de su propiedad que regentaba su yerno y único acusado, Miguel López, hacia quien se apuntaron todas las miradas desde el principio.
Diferencias familiares
Durante el juicio se han puesto de manifiesto las diferencias irreconciliables entre la víctima y su hijo primogénito, el referido Vicente Sala Martínez, por un lado, y las tres hermanas de la fallecida y sus cónyuges, por otro. Estas desavenencias tienen su origen en la gestión de los negocios familiares, con un valor de unos 120 millones de euros sobre todo por la firma de plásticos Samar, y se ha puesto de manifiesto que la víctima tenía previsto traspasar la «acción de oro» a su primogénito, lo que le habría dado el control de las empresas en perjuicio de las tres hermanas.
Entre el lujo, las ansias de poder y los sicarios
A los pocos días del asesinato de la matriarca salieron a relucir las rencillas entre los cuatro hijos del matrimonio, quienes disentían sobre el testamento que Vicente Sala había dejado escrito antes de morir. Por un lado, está Vicente, el primogénito y más próximo a la madre, quien heredó el control de los negocios al enviudar. Por otro, las tres hijas y sus maridos querían más cuota de poder para seguir disfrutando de una vida de lujo. Entre las hipótesis abiertas se habló de la posibilidad de que hubieran contratado a un sicario para acabar con la vida de la madre. Nunca pudo probarse.
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