Comunitat Valenciana
Estados Unidos se declara enemigo de la lactancia materna
El gigante americano antepone los intereses de la industria de leches de fórmula y rechaza apoyar promocionar la nutrición natural
El gigante americano antepone los intereses de la industria de leches de fórmula y rechaza apoyar promocionar la nutrición natural
Estados Unidos no promocionará la lactancia materna. La delegación estadounidense asistente a la Asamblea Mundial de la Salud ha optado por anteponer los intereses de la industria de leches de fórmula y revocar la resolución que protege, promueve y apoya la lactancia materna como la forma más importante y saludable de alimentación infantil. La citada resolución tiene el propósito de promover que los países tomen medidas en cuanto a limitar la comercialización engañosa de las leches de fórmula.
El documento respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es el resultado de 40 años de estudios científicos, que demuestran, entre sus muchos beneficios, mejores condiciones de salud en los bebés amamantados con leche materna que en los alimentados con leche de fórmula artificial, confirmando a su vez que la lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de mama y útero en la madre y, ayuda a reducir, mientras se amamanta, un promedio 500 calorías por día. Al parecer todo vale, y los intereses políticos y económicos prevalecen sobre la evidencia científica de expertos mundiales en salud.
¿Cómo es posible que un solo país de entre los muchos miembros, sea capaz de revocar una resolución que tantos beneficios supone para la salud? ¿Cómo puede ser que tan solo Estados Unidos tenga la facultad de decidir por nuestra salud? Habría que preguntarse si se posicionan para garantizarse intereses económicos obnubilados por suculentas retribuciones. Quizás ese sea el motivo por el que deciden poner patas arriba las deliberaciones de la OMS.
No contenta con oponerse a la resolución, la delegación de EEUU recurrió a amenazas. Ecuador era la encargada de presentarla y al parecer fue intimidado por la potencia americana que le advirtió de que podría tomar represalias comerciales y en materia de asistencia militar, coaccionándole a no presentar el proyecto. El Gobierno ecuatoriano rápidamente accedió. Las amenazas se extendieron a otros países pobres de África y de América Latina que, por presión, decidieron no apoyar la medida, y que han preferido mantenerse en el anonimato. Los intentos de la Asamblea Mundial de la Salud de buscar otro países que patrocinaran la resolución no dieron resultados. Patti Rundall, directora de política del grupo de defensa británico Baby Milk Action, calificó de chantaje mundial la actitud de los Estados Unidos «pretendiendo anular casi 40 años de consenso sobre la mejor manera de proteger la salud de los más pequeños».
El desafío se extendió a la propia OMS, advirtiéndoles de que reducirían su contribución económica. Ilona Kickbusch, directora del Global Health Center en el Graduate Institute of International and Development Studies en Ginebra, ya advirtió en su día el daño que podía causar a instituciones como la OMS la Administración Trump, quien también se ha pronunciado al respecto. «Muchas mujeres necesitan esta opción (refiriéndose a las leche de fórmula) debido a la desnutrición y la pobreza». Parece ser desconocedor de los innumerables beneficios de la leche materna además de ignorar que las leches de fórmula son más caras que la leche materna.
Pero como en el mar no solo hay peces pequeños, hay países que no se han dejado amedrentar, y Rusia presentó la resolución a favor de la lactancia materna. EEUU necesitaba documentar su postura, y como toda excusa es buena arma para justificarse, alegó que la resolución no consideraba a las mujeres que no pueden amamantar. Es lícito apoyar a quien no puede y ayudar a quien quiere, pero entre excusas anda el juego, porque lo que realmente sucede es que la industria dominada por un puñado de empresas estadounidenses y europeas ha visto en riesgo sus ganancias a medida que las mujeres optan por la lactancia materna. Lejos de poder convencer a las madres, optan por otras maniobras de presión. En definitiva, ¿cómo es posible que algo tan pequeño como la lactancia alarme a los poderosos? Lejos de reflexionar en que amamantar supone evitar muchas muertes infantiles y la nada desdeñable reducción del gasto sanitario mundial, lejos de considerar en el bien común, optan por sus intereses personales. Piensen lo que quieran, pero nadie hace nada gratuitamente.
Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es
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